Y así nos ha estado contando nuestro compañero Alfredo Mires que durante estos meses ha estado caminando nuevamente por los cerros –de San Marcos, Contumazá, Cajabamba, Cajamarca, San Pablo y San Miguel– en busca del arte rupestre que dejaron nuestros antiguos abuelos, a la vez de reunirse con los bibliotecarios, coordinadores y comuneros.
“En el proceso de afirmarnos en nuestra propia cultura, es imprescindible conocer sus fuentes para protegerlas y defenderlas”, nos dice. Y de ahí el afán de ir concluyendo el Inventario cajamarquino de arte rupestre que viene trabajando desde hace varios años.
Este trabajo consolida la labor vinculada al Apu Qayaqpuma, a la recuperación de la plástica andina y la difusión de la iconografía de Cajamarca que se desarrolla desde nuestra Red.
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