Nos enseñó mucho,
compañero Jesús: con sencillez, humildad, paciencia y sobre todo con buen humor.
Hoy se convierte en impulso para seguir adelante, a pesar del dolor que
sentimos por su ausencia.
Siempre ha sido
y seguirá siendo un gran ejemplo. Y cómo no serlo, si llegaba siempre puntual a
las Asambleas, desafiando al bravo tiempo; y cantó y rió con nosotros; si a
pesar de sus dolencias caminó entusiasmado a visitar y a formar nuevas
bibliotecas, cargando libros y recogiendo cultura; si nunca dejó de llamar para
saludarnos y encargar sus saludos para los demás compañeros; aprovechó las
salas de los hospitales para compartir historias. Se convirtió en una luz de
esperanza para muchos; formó a muchos y siempre nos acompañó.
Hoy, esta
familia bibliotecaria llora por su partida.
Pero también estamos
orgullosos de tener este hermano, aquí, presente.
No me enteré de la partida del compañero Jesús, gran hermano y con muchas ganas y ánimo para meterse a la pelea, que su fuerza nos acompañe.
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