Salimos rumbo a nuestro destino Cajamarca, una ciudad entre las montañas del Perú, llevando en el equipaje solo la ropa necesaria para hacer espacio a nuestros protagonistas: ¡los libros!
Así partimos dejando el amanecer del Valle de Aburrá a nuestras espaldas.
Lima sería nuestra primera parada, donde nuestros amigos nos acogieron e hicimos un poco de turismo, pero el calor redujo mis fuerzas y mi ánimo.
Con la brisa del domingo llegué a Cajamarca; mi cuerpo y mi espíritu se aliviaron al ver a Rita, la alegría del encuentro con mi amiga, curó todos mis males.
Desde ahí me sentí en familia, sentimiento que se mantuvo en todo el viaje. Ellos me abrieron su casa y su corazón, compartimos todo: el trabajo, la comida, el transporte y el hotel, seguimos la ruta trazada entre risas, charlas y anécdotas. Desde el primer intercambio de ideas se borraron nuestras diferencias, pues el objetivo es el mismo, solo cambia la manera de hacerlo. De mi parte entregué mis dones y experiencias, con el fin de que el conocimiento fluya y no se quede en un estante acumulando polvo, esperando que refuerce los conocimientos de los amigos que nos acompañaron y motive a la lectura y a la escritura, tanto de niños como de adultos.
Lima sería nuestra primera parada, donde nuestros amigos nos acogieron e hicimos un poco de turismo, pero el calor redujo mis fuerzas y mi ánimo.
Con la brisa del domingo llegué a Cajamarca; mi cuerpo y mi espíritu se aliviaron al ver a Rita, la alegría del encuentro con mi amiga, curó todos mis males.
Desde ahí me sentí en familia, sentimiento que se mantuvo en todo el viaje. Ellos me abrieron su casa y su corazón, compartimos todo: el trabajo, la comida, el transporte y el hotel, seguimos la ruta trazada entre risas, charlas y anécdotas. Desde el primer intercambio de ideas se borraron nuestras diferencias, pues el objetivo es el mismo, solo cambia la manera de hacerlo. De mi parte entregué mis dones y experiencias, con el fin de que el conocimiento fluya y no se quede en un estante acumulando polvo, esperando que refuerce los conocimientos de los amigos que nos acompañaron y motive a la lectura y a la escritura, tanto de niños como de adultos.
En mi camino aprendí el valor de sus costumbres, que sus saberes ancestrales tienen mucho para darnos, valoro sobre todo su capacidad de conservar su preciosa cultura, sus lindas casas y sobre todo sus importantes valores, esos que cada minuto vi, gente amable, dispuesta a dar siempre lo mejor de ellos, saludándote con una tímida sonrisa. No solo me llevo los aprendizajes, sino unos cuantos kilos de más, que representan el aprecio de los cajamarquinos, los cajabambinos y de las familias de los niños de Malcas.
Solo me resta pedirles que continúen con tan maravilloso trabajo, seguir fomentando la conexión entre padres e hijos, a través de los libros y conservando los conocimientos ancestrales que tanta sabiduría puede ofrecer al mundo, y así seguir creciendo todos juntos.
Agradezco mucho a la vida, por encontrarme con Rita Mocker, y a ella, por presentarme La Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca, un proyecto tan significativo donde me permitieron compartir desde mis conocimientos, hasta mis risas.
Se despide con amor y cariño su amiga colombiana
Leidy Yohana Vélez Santa
Solo me resta pedirles que continúen con tan maravilloso trabajo, seguir fomentando la conexión entre padres e hijos, a través de los libros y conservando los conocimientos ancestrales que tanta sabiduría puede ofrecer al mundo, y así seguir creciendo todos juntos.
Agradezco mucho a la vida, por encontrarme con Rita Mocker, y a ella, por presentarme La Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca, un proyecto tan significativo donde me permitieron compartir desde mis conocimientos, hasta mis risas.
Se despide con amor y cariño su amiga colombiana
Leidy Yohana Vélez Santa
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