Una niña campesina cruza el patio de su escuela, toma la mano de la profesora Manuela ─Coordinadora de nuestra Red─ y le dice:
─ Profesora, ya hay que orar por nuestro amigo Alfredo, para que se recupere pronto y esté con nosotros.
Y todos esos angelitos se juntan y rezan y acompañan a Alfredo en la lucha descomunal ─personal, familiar y comunitaria─ que le toca afrontar sin tregua para sobrevivir y seguir andando.
Han sido dos años de incertidumbre ante esta coyuntura que conllevó la COVID-19, momentos de angustia y de dolor. Fue unos días antes que inicie la pandemia que se realizó nuestro último encuentro presencial con los coordinadores y bibliotecarios de las comunidades campesinas de Cajamarca; aún recordamos el pesar de esos momentos y el hecho de no estar seguros por cuánto tiempo estaríamos alejados de los nuestros. Ante esto, hemos sabido adaptarnos y adecuarnos. Frente a estas medidas de bioseguridad, es necesario reconocer todo el esfuerzo de los compañeros y compañeras que conforman el Equipo Central; nos anima mucho a continuar con esta labor y valoramos su presencia, su compromiso y su ayuda comunitaria.
Como Equipo Central estamos reconstituyéndonos, ya retomamos las reuniones internas para fortalecer los nuevos proyectos que venimos trabajando con el afán de continuar con nuestro movimiento y, a la vez, muy emocionados de poder llegar a más familias con los libros de la Red de Bibliotecas Rurales.
Nuestro compañero Javier Huamán Lara visitó varias comunidades de la Selva Peruana, representando al compañero Alfredo Mires quien fue invitado por comunidades nativas que vienen demostrando su interés por conocer la propuesta de la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca.
Javier contó nuestros andares en diferentes reuniones y fue dejando a nuestros libros para continuar el camino, llevando las sabias palabras de nuestros queridos abuelos.
Hoy estos hijos de la Red ya seguro se deben haber adentrado en la Selva y deben estar haciendo lo suyo; “Cosmovivencia” y los fascículos de la Biblioteca Campesina, ya estarán contando parte de nuestra cultura; “Resuellos”, los estará animando a cantar, a declamar, a ser críticos; “El duende del laberinto”, será el cómplice de los más pequeños; … cómo no imaginar la labor de cada uno; todos cuentan, todos son parte nuestra y todos llevan nuestra cultura.
Qué tengan buen viaje, hermanos, y animen a nuestros hermanos de la Selva a seguir contando.
No soy partidaria del Plan Lector en las escuelas. Las experiencias con nuestros hijos me han demostrado que es mejor dejar libertad para elegir qué libros quiere leer uno. Pero sí creo, que hay libros que uno debe leer –en algún momento de su vida.
El duende del laberinto y otros cuentos medulares, publicado por nuestra Red de Bibliotecas Rurales en el año 2016 es, definitivamente, uno de esos libros.
Y no es solo mi opinión: muchos lectores de diferentes partes del mundo lo han confirmado; muchos docentes están utilizando este libro en sus clases y muchas personas nos han descrito su encanto al tener este librito en sus manos.
Este duende invita a pensar, a imaginar, a opinar, a soñar… y también a ver el mundo de otra manera. Algunos lo llaman “criticidad”, aunque yo creo que es, más bien, una manera de incitar a sorprenderse y a considerar otras formas de reflexionar.
Comparto con ustedes uno de mis cuentos favoritos de este libro:
Como miembros de una sola familia y cumpliendo con las medidas de seguridad respectivas, nos reunimos para acompañarnos junto a Alfredo y participar de la ceremonia virtual. Nos preparamos de manera diferente a como acostumbramos, pero siempre con el mismo cariño y entusiasmo que nos caracteriza.
Así, empezamos también a sentir muchas emociones: alegría por este premio merecido, añoranza por no estar reunidos con nuestros demás compañeros de las distintas comunidades, alrededor a la joijona, apenados por no estar juntos en una noche de rescate, en fin. Pero lo más grande que sentimos es la esperanza al saber que pronto podremos volver a encontrarnos y seguir juntos en este caminar.
Esa noche fue motivo también para recordar los más de 50 años de camino recorrido, recordar a compañeros que ya no están y cuya presencia siempre nos acompaña.
Y la imagen que simboliza este premio dice mucho de todos estos recuerdos que también son la esperanza para lo que ha de venir.
Esta propuesta ya está siendo replicada por muchos miembros de la Red y es una lección más para seguir apreciando las bondades de la naturaleza.
Ahora no solo saludamos y celebramos la lluvia, porque con ella renace la esperanza de vida, sino también agradecemos porque estamos reciprocando sus cuidados.
La comunidad de Bibliotecas Rurales recibe con mucha alegría el premio “Coronel Manuel José Becerra Silva, Héroe del Cárcamo” que incluye un pergamino y medalla de honor, por parte de la Asociación Cajamarca Identidad y Cultura. Estamos muy agradecidos por esta premiación y por este reconocimiento que se hace al trabajo que desarrollamos en nuestras comunidades, rescatando y reconociendo lo nuestro.
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