Hace un tiempo, la señora Carmen Checa nos hizo llegar este artículo suyo que ahora compartimos por este medio.
En 1971 el Distrito de Bambamarca contaba con 45,502 habitantes, de los cuales 38,961 vivían en el campo. El sacerdote inglés Juan Medcalf (ya fallecido) se preguntaba en esos años ¿cómo hacer llegar a las masas de obreros y campesinos material de lectura?, ¿cómo asegurar que este material no sea alienante o una simple válvula de escape para los lectores?
Experimentaron con varios tipos de biblioteca y se decidieron por crear una cadena de Bibliotecas Rurales que tendría su central en Bambamarca y cuyos puntos de servicio serían las propias casas de los campesinos.
Al decir del Padre Medcalf los campesinos de Cajamarca, a diferencia de otros lugares de la sierra peruana, viven y trabajan aisladamente y aunque no confrontan problemas lingüísticos, pues casi todos hablan castellano, hay que luchar con la falta de organización.
Las dos innovaciones más marcadas de las bibliotecas rurales creadas por Juan Medcalf y su equipo fueron: el sistema rotativo y la posibilidad que tienen los campesinos de llevar los libros a sus casas.
Aún para los bibliotecólogos resultó algo extraño el que en este tipo de biblioteca no hubiera local alguno, pues la casa del campesino responsable era y continúa siendo la Biblioteca en casa.
Tampoco ha existido ni existe ahora remuneración alguna. El bibliotecario campesino acude a la Central, retira el lote de libros que él mismo selecciona, los lleva hasta su campo –unas veces cerca de la Central y las más, lejos–. Cumplidos dos o tres meses regresa y los devuelve, cambiando el lote por otro.
Si bien esta Red de Bibliotecas Rurales se inició en Bambamarca, al cabo de un cierto tiempo se trasladó la Central a la ciudad de Cajamarca, ocupando inicialmente un piso en el complejo Belén y después en su propia sede. De allí se ha ido extendiendo a casi todo el Departamento de Cajamarca y el modelo dio origen en 1981 a la Red de Bibliotecas Rurales de Tambogrande, Piura.
Debemos enfatizar que este servicio, iniciado en 1971, se mantiene hasta hoy con la misma mecánica, con los mismos objetivos, cuales son el desarrollo espiritual e intelectual del campesino cajamarquino. Es un modelo de Biblioteca Pública en el cual no sólo leen niños y adolescentes escolarizados, sino también y preferentemente adultos.
Desde mi punto de vista de bibliotecaria de biblioteca pública, no puedo entender que después de tantos años en que el Sistema de Educación Pública en el Perú se debate en medio de tantos fracasos y decepciones, tantas interrogantes y comparaciones con países no solo desarrollados sino países hermanos de Latinoamérica, no se haya pasado por la imaginación de los educadores que la falta de hábito lector pudiera ser una de las raíces del mal que nos aqueja tan fuertemente.
La Biblioteca Pública en Provincias, Distritos y Pueblos alejados es un lugar de integración donde no sólo se adquiere conocimientos: es un lugar dedicado al desarrollo de la mente. Allí acuden todos los habitantes con el mayor respeto a tomar contacto con los emblemas de la civilización y la cultura. Se fraterniza con personas e ideas. Es el Club Social de los pobres. Y mejora la calidad de vida porque en forma extraescolar el ciudadano adulto y el niño sienten la autorización plena a desarrollar su pensamiento.
Ante tan evidente mala situación de la Educación escolar, ¿no se quiere pensar en la educación extraescolar? Si en Bambamarca se inició el hábito de leer entre los campesinos hace tantos años y se continúa, ¿por qué no mirar hacia la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca, que tiene su sede en la misma ciudad capital y que dirige Alfredo Mires?
Carmen Checa
noviembre 26, 2011
“La cuna de la Red de Bibliotecas Rurales”
Politikos e idiotikos
A finales de junio de este año, nuestro compañero Alfredo Mires Ortiz dio una conferencia titulada “Educar al escorpión”, en el marco del I Congreso Internacional y IX Nacional de Educación Intercultural Bilingüe “José María Arguedas”, en Cajamarca. Aquí un extracto, bastante pertinente a la luz de los recientes acontecimientos en la región:
“En la Grecia antigua, se establecía una marcada diferenciación entre los politikos y los idiotikos.
Los políticos, literalmente, optaban por la ciudad, comprendida en ese entonces como el colectivo, las pequeñas aldeas soberanas denominadas pólis. Ésta era la gente preocupada por los asuntos de los Estados y fue de ahí, precisamente, que surgió el concepto y la práctica de la democracia como doctrina política en la que el pueblo participaba de su gobierno.
Por esta razón, quién aspiraba a ejercer un cargo público debía estar libre de polvo y paja y ser inocente o cándido: de ahí es que viene la palabra “Candidato”… (sin comentarios)
Y es por eso que hasta hoy, en el propio diccionario de la lengua española, la palabra política significa –en primer lugar– cortesía, y luego “Arte con el que se conduce un asunto. Opinión o intervención en los asuntos del Estado o la cosa pública”.
Los idiotikos, en cambio, eran aquellos que sólo se ocupaban de sus intereses privados. La palabra idio significa propio. Los idiotikos, entonces, no estaban interesados en el bienestar de los demás.
No vamos a entrar en detalles sobre la forma cómo se han trastocado los significados ni en la exagerada coincidencia de la historia griega con algunos contextos nacionales, pero sí es importante comprender que el interés primario de una política pública es la dedicación decente al colectivo que la hace posible.
Ya en el siglo XVI, Thomas Moro –quien fue decapitado por decir lo que pensaba y después convertido en santo–, señala en uno de sus escritos: “...donde hay propiedad privada y donde todo se mide por dinero, difícilmente se logrará que la cosa pública se administre con justicia y se viva con prosperidad”.
“Hace siglos que en el Perú no está nadie”
Fragmento de “Redoble por Rancas”, novela editada en 1970 por el escritor peruano Manuel Scorza.
– El señor Prefecto no está. –Y los miró con rabia. El bistec encebollado se le engrasaba.
– Pero si lo hemos visto en la ventana –se quejó Fortunato.
– ¡No está y no está! –gruñó el cabo.
El rostro de los hombres no se tiñó de desilusión. Enardecidos por las palabras de Fortunato, habían soñado, por un instante, en la queja. El cabo los volvía a la realidad. El Prefecto no estaba. Las autoridades no están jamás. Hace siglos que en el Perú no está nadie.
– Está bien –se resignó Fortunato–. Lo que queríamos es que viera esto –y levantó los brazos y depositó su carnero muerto en la puerta.
– ¡Fuera de ahí! –gruñó el cabo.
– Depositen sus animales –ordenó Rivera.
Los hombres vacilaron. Chispas de miedo salpicaron sus pupilas. No se atrevían. Hacía cientos de años que perdían todas las guerras, hacía siglos que retrocedían.
– Obedezcan –dijo el Personero Rivera depositando su montón de sufrimiento. Abdón Medrano lo imitó, luego todos. Los gritos del cabo y los culatazos de los guardias no impidieron el crecimiento de una pirámide de ensangrentadas cabezas. Un vertiginoso montículo de animales muertos se levantó en la puerta de la Prefectura, bajo el desteñido escudo que proclamaba que allí, en aquel edificio de dos pisos, de ocho ventanas verdes, residía el representante político del señor Presidente de la República...
noviembre 25, 2011
Cajamarca: leer la realidad
Cajamarca está en el ojo de la tormenta. El 24 de noviembre se inició un paro indefinido a nivel regional en contra de un proyecto minero que amenaza arrasar con un tejido de lagunas ubicadas en una de las más importantes cabeceras de cuenca del área.
Impresiona escuchar a gente de fuera –que nunca ha estado aquí ni conoce la vida de las comunidades– opinar en contra de los reclamos de la población.
Hay un oscurantismo mediático que obstruye la lectura de esta situación.
Paulo Freire, pedagogo, resaltaba siempre la importancia de leer los contextos tanto como los textos: “Hasta donde puedo recordar para recuperar mi infancia más remota, el hecho de tratar de entender mi acto de leer la realidad particular en que me movía resultaba de la mayor importancia”; y recomendaba siempre: “Aprendan a leer la realidad para escribir su historia”.
Así, resulta imprescindible acercarse a la sustantividad para comprenderla, para decodificarla. Opinar sin un mínimo de consideración por la ignorancia propia y el respeto debido a la realidad ajena, es arrogancia crasa, petulancia lamentable.
En estos días, las noticias en internet que daban cuenta de los sucesos en Cajamarca tenían comentarios deplorables; esta mañana uno decía: “Los cajamarquinos son sordos e incivilizados”.
Y hace unos días, con ese sórdido racismo que infecta muchas veces a nuestro país, un comentarista escribió: "Llegó la hora de sacar las aplanaserruchos indiosnativos atrasadores del peru. El alcohol, polladas, fiestas cumbias huayneras es a lo unico "productivo" que se dedican esta horda de salvajes. El genocidio como solucion a los problemas del peru. metan un par de nucleares y acaben con esta lacra de salvajes".
El autor de ese comentario se firmaba con el seudónimo de "Milosevic".
Más que indignación causa náusea.
En este país –parafraseando al brujo Ino Moxo–, a veces da ganas de nacionalizarse culebra.
El Día del Aquí estamos
Cada 16 de noviembre celebramos en la Red de Bibliotecas Rurales “El Día del aquí estamos”.
La tarde de un día similar, en 1532, empezó la invasión contra nuestros pueblos. Y no ha terminado.
Aquella tarde no sólo murieron masacrados más de diez mil abuelos nuestros: ese día también arribó el libro y trató de impornerse el mundo sustentado en la palabra escrita.
A pesar de todo lo ocurrido, aquí estamos. Honramos a los que hicieron posible la permanencia de esta cultura. No seguiríamos siendo si ellos no hubieran sido.
La capacidad criadora del mundo andino hizo suyo el trigo y los caballos, la guitarra y los bueyes; amansó la palabra y ahora cría al libro para hacerlo hablar desde su universo.
Este pasado 16, mientras en muchas comunidades celebramos ofrendas a la tierra, a las montañas y a los difuntos, en la sede central de la Red nos reunimos un buen grupo para reflexionar, celebrar y compartir juntos.
La invitación reproducía un texto de “A pesar de los pesares”, de Eduardo Galeano:
“Sí, yo creo, más que nunca creo que la memoria colectiva está porfiadamente viva: mil veces matada pero mil veces viva en los refugios donde se lame las heridas”.
Ilustración de Laura Hart
noviembre 11, 2011
Los Ñaupas y la Carta del Jefe indio
Uno de los problemas constantes en la educación peruana es que los niños y adolescentes reciben muy poca o muy errada información respecto a los grandes problemas de nuestro país y del mundo. Uno de estos problemas es, sin lugar a dudas, el tema del deterioro ambiental.
Los libros de texto editados por el Ministerio y los ofrecidos por las diferentes Editoriales tampoco suplen esta carencia. Y cuando un profesor se esfuerza por superar esta deficiencia, no encuentra el material bibliográfico adecuado, comprensible, especialmente para los niños y adolescentes.
En nuestros esfuerzos por contribuir y participar en los procesos educativos y la protección y defensa de la tierra, nos hallamos preparando la quinta edición de “La carta del Jefe Indio Seattle”, esta vez adaptada para niños y jóvenes: con un vocabulario sencillo, claro y preciso; con letra más grande y variados dibujos; actividades entretenidas para la comprensión lectora y el desarrollo de la criticidad, etc.
Nuestro compañero Alfredo Mires, quien ha hecho la adaptación y las ilustraciones de este libro, ha creado en esta ocasión a un personaje animador que ha llamado “Ñaupa”. Este personaje está basado en un antiguo dibujo encontrado en un trozo de cerámica cajamarquina que Alfredo ha recreado una vez más.
El nombre de Ñaupa, en lengua antigua, significa el abuelo del ancestro más antiguo.
Aquí un avance.
Jhordan y la inclusión
Conocimos a Jhordan desde que él tenía 4 años. Nació con un cuadro de hidrocefalia que le causó una hemiplejia.
Es –y siempre ha sido– un niño muy despierto, muy abierto y muy querendón. Y nadie le puede engañar porque anda muy atento.
Gracias a su dedicada familia, ha logrado encaminar sus mayores problemas de vista y motricidad. Y, gracias al apoyo de ellos, nunca ha tenido que ir a una Institución Educativa Especial.
Este año le tocó ir a la escuela y nuestra coordinadora Silvia Pajares, de buena fe trató de apoyar la inclusión escolar de Jhordan contactando la familia con la institución responsable de su localidad.
Grande fue el choque cuando –durante de una de las visitas de Silvia a la escuela de Jhordan–se dio con la ingrata sorpresa que le habían calificado de “niño con retardo mental”.
Jhordan no tiene este diagnóstico, pero aún si lo tuviera, ¿estamos hablando de inclusión o de discriminación?, ¿cómo está funcionando realmente este propósito en el país?, ¿existen el respeto, los criterios y el interés para viabilizarlo?
Ad honorem
Francisco Vargas es desde hace muchos años coordinador de nuestras Bibliotecas Rurales en Chancay, provincia de San Marcos.
Hace poco nos tocó visitar sus bibliotecas con la intención de reanimar el trabajo de la Red en este lugar.
Viajar juntos siempre se presta para una buena conversación, y esta vez preguntamos a don Francisco cómo es que él se había hecho bibliotecario voluntario.
Nos contó –con su particular humor– que un día domingo él estaba en la plaza San Marcos; allí se había encontrado con el alcalde de Chancay y se pusieron a conversar. En eso, don Pascual Sánchez –uno de los coordinadores bibliotecarios más antiguos de la Red– se le acercó al alcalde y empezaron a conversar sobre esto y aquello, con esta refinada cortesía serrana, hasta que Pascual tocó el tema de Bibliotecas Rurales, porque estaba con la intención de extender la Red hacia Chancay.
– ¡Oigaste, señor Alcalde!, ¿usted no quisiera abrir una biblioteca rural en Chancay, en su casa? Así, usted mismo podría ser nombrado bibliotecario por su comunidad.
El alcalde reflexionó un momento y luego preguntó:
– Pero, dígame, don Pascual, eso de ser bibliotecario rural, ¿es un trabajo remunerado o es ad honorem?
Don Pascual, forjado en el voluntariado de la Red, contestó con toda su convicción:
– ¡Nooooo, señor: es ad honorem! Nosotros somos voluntarios para el bien de la comunidad.
El alcalde se volteó rápidamente hacia don Francisco y le dijo:
– ¿No querrás tú, entonces, ser nuestro bibliotecario?
¡Gracias, Pancho, por no esquivar el voluntariado y seguir en este sueño –sin rendirte– desde hace tantos años!
Tiempo de siembras
Están empezando a caer las primeras lluvias y en el campo los comuneros comienzan a preparar sus chacras para las siembras.
Cerca de “Todos los Santos” y en medio de las nieblas, llegamos para hacer el canje de libros a la casa de don José Frángel Meléndez Urbina, bibliotecario de la comunidad de Chuquipuquio, en la provincia San Marcos, justo cuando se disponía a arar y sembrar con su familia.
El más pequeño de sus niños ya se había aviado con su alforja llena de semillas de frejol; y los toros ya estaban esperando inquietos.
No nos quedamos mucho tiempo, pero se nos impregnó el generoso trabajo en una Cajamarca milenariamente agrícola, abastecedora de mesas que muchas veces ignoran la descomunal tarea que los campesinos despliegan para sustentar el país.
Un viaje frustrado
A principios de octubre, generalmente, nos toca la visita a los niños del Programa Comunitario que viven en Santa Ana.
Santa Ana queda en el último rincón de Cajamarca, hacia el sur oeste; tiene entonces un acceso mucho más fácil hacia Cascas y el Departamento de La Libertad.
Para llegar a Santa Ana tenemos que emprender un viaje largo.
Habitualmente, el primer día tratamos de llegar hasta la provincia de Contumazá para partir el segundo día, muy temprano, hacia Santa Ana.
Luego, la bajada de un par de horas por Cosiete –tierra del tío Lino y sus curiosos cuentos– es muy empinada; la carretera no es afirmada, es muy angosta y tiene curvas muy cerradas, con precipicios interminables, lo cual convierte nuestro viaje cada año en un verdadero desafío.
Es por eso que siempre tratamos de viajar en grupo, por si acaso pase algo y así podamos cuidarnos entre todos.
Con buen ánimo y conscientes de todos estos retos partimos, una vez más, hacia la tierra de Gabi (la niña de “Los ojos de Gabi”)… ¡pero casi no llegamos ni a Contumazá! Subiendo desde Chilete, la vieja y maltratada camioneta perdió de súbito los frenos y la dirección: se apagó todo en plena curva. Luego arrancó, pero se apagaba cada veinte metros, dejando fuera cualquier posibilidad de manejar, siempre sin dirección ni frenos.
Cada vez era peor, aumentando la tensión de los que viajábamos.
Alfredo iba de piloto e íbamos también con los niños. Y la noche iba cayendo.
Un auto colectivo se detuvo para ayudarnos, esas bendiciones de gente solidaria, y ensayando varios “trucos” alcanzamos a llegar, ya bien entrada la noche, a Contumazá.
Recién ahí alcanzamos a comprobar los enormes peligros a los que nos habíamos expuesto.
Ya no pudimos llegar hasta la comunidad y no dejamos de lamentarlo. Pero estamos agradecidos porque no pasó nada más grave; agradeciendo a Diosito y los Apus por habernos cuidado, por haber puesto a tantas personas buenas y amables en este recorrido difícil, como muchos de los que hacemos.
Esos caminos y esos sentidos no aparecen en los proyectos, los informes, las evaluaciones ni en las nociones de desarrollo.
Rita Mocker
noviembre 09, 2011
“Defensa de la alegría”: defensa del agua
Ahora que la explotación minera amenaza con la desaparición de un extraordinario tejido de lagunas en las alturas de Cajamarca, bien podríamos poner AGUA en el mismo lugar que ALEGRÍA, en el poema de Mario Benedetti:
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio…
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas…
Concierto solidario en Londres
“El molino ya no está”, decía el pintor Vincent Van Gogh, “pero el viento persiste”.
Sarah Heery, como Padre Juan Medcalf, como Loreena Tinevez y otros nuestros, permanecen siempre: su recuerdo anima nuestros pasos. Están vivos.
Helen, hermana de Sarah –con su familia y amigos–, no cesa ese vívido esfuerzo.
Para el sábado 10 de diciembre, a las 19:30, están invitando al concierto en solidaridad con nuestra Red de Bibliotecas Rurales.
El concierto tendrá lugar en la Iglesia de la Transfiguración, en Londres.
La invitación señala:
“Será una noche de música con 16 piezas sinfónicas procedentes de conservatorios de Londres. En el programa los favoritos son West Side Story, Guys and Dolls, My Fair Lady y Singin' in the Rain.
El conjunto estará acompañado por el tenor solista Nick Hardy y estará acargo de Matthew Hardy.
Promete ser una noche muy agradable. Si gustaran unirse a nosotros pueden conseguir entradas por correo o en línea en: www.hardy-music.co.uk.
Mis mejores deseos y gracias a todos por su continuo apoyo.
Con mucho aprecio
Helen”
“los ahogados empezaron a pedir más agua…”
...
detrás de cada letra encuentro un hombre ardiendo,
y no puedo ni cerrar la a
porque alguien grita como si se quedara dentro.
… está mi corazón sudando pumas:
Yo tenía dieciocho años
yo vivía
en un pueblo pequeño,
oyendo el diálogo de musgo de las tardes,
pero pasó mi patria cojeando,
los ahogados empezaron a pedir más agua…
¡Amargas tierras,
patrias de ceniza,
no me entra el corazón en traje de paloma!
¡Cuando veo la cara de este pueblo
hasta la vida me queda grande!
Manuel Scorza, de "Las imprecaciones", 1955
El grito I. "La edad de la ira", 1993. O. Guayasamín
Visita de Laura
Hemos tenido la grata visita de Laura Hart, artista plástica de Mendoza, Argentina.
Laura vino animada para conocer la experiencia de nuestra Red y compartió con nosotros catálogos de una exposición –sobre el arte de la prehistoria cuyana– organizada por ella.
El excelente trabajo artístico de Laura (www.laurahart.com.ar) incorpora los antiguos diseños del arte rupestre de su zona y trajina por la recuperación de la memoria y la cultura.
Aunque ésta ha sido una visita corta, ya está comprometida una permanencia más larga en la que podamos compartir con ella su experiencia.
“Dios no ha creado fronteras”, andaba diciendo Gandhi
Huamachuco
El sur de Cajamarca limita con Huamachuco, Provincia de Sánchez Carrión en el Departamento de La Libertad.
Allá estuvo nuestro compañero Alfredo Mires, invitado para dar un taller sobre “Patrones hegemónicos y contraseñas culturales en los procesos educativos”, invitado por el Proyecto Amigo, entidad dirigida con excelencia y compromiso pleno por la socióloga Nury García.
Con Alfredo viajaron alumnos y profesores del colegio intercultural San Juan –de la comunidad de Chamis, Cajamarca–, así como miembros de la organización Warmayllu, animados por la educadora Elena Sánchez Cueva, quien además hizo los contactos y coordinó todos los detalles del intercambio.
El grupo no sólo compartió sus experiencias y expectativas, sino que tuvo la ocasión de visitar el antiguo santuario de Marcahuamachuco, donde hizo su ofrenda a la montaña. Pero recibió, además, el afecto generoso del equipo local.
Este encuentro, como Alfredo nos lo ha señalado, ratifica lo que dijera el filósofo y ecologista Leonardo Boff: “La espiritualidad necesita ser cósmica, que nos permita vivir con reverencia el misterio de la existencia, con gratitud por el don de la vida y con humildad respecto al lugar que el ser humano ocupa en la naturaleza”.
Nos anima ver cómo crecen los vínculos, las redes y la fraternidad de quienes bregan sin pausa.
noviembre 08, 2011
Agua
– Agua, niño Ernesto. No hay pues agua. San Juan se va a morir porque don Braulio hace dar agua a algunos y a otros los odia.
– Pero don Braulio, dice, ha hecho común el agua quitándole a don Sergio, a doña Elisa, a don Pedro…
– Mentira, niño, ahora todo el mes es de don Braulio, los repartidores son asustadizos, le tiemblan a don Braulio. Don Braulio es como zorro y como perro.
…
– Antes, cuando había minas, sanjuanes eran ricos. Ahora chacras ya no alcanzan para la gente.
– Chacra hay, Pantacha. Agua falta. Pero mejor haz llorar a tu corneta para que venga gente.
“Agua”, de José María Arguedas