noviembre 30, 2020

La oralidad y la riqueza de los saberes

Desde el CERLAC (Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe) y el Ministerio de Educación de Colombia, extendieron una invitación a nuestro compañero Alfredo Mires Ortiz para participar en un conversatorio acerca de la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca, la Enciclopedia Campesina y la oralidad.
En la Red de Bibliotecas —explicó Alfredo— somos una comunidad, somos lo que somos y somos lo que queremos ser como pueblo y como cultura. La Red también es un espacio, un sentido del encuentro para buscar y recuperar los valores que nos han mantenido unidos en relación respetuosa y armoniosa con la naturaleza. Habló además del principio de comunidad, del ayllu que nos alienta y anima.
En cuanto a la oralidad indicó que, en su sentido más amplio, tramonta la mera dicción de las palabras. La oralidad es la fuente y la escritura las andaduras o las muletas para andar. La oralidad para nosotros es fermento, es dignidad; es el recuerdo perenne, y recordar es honrar y es despertar. La oralidad, entonces, es una cuestión vital, es el pálpito de nuestra organización. “No se trata de congelar los saberes o museizar el conocimiento o fosilizar la cultura”. Entonces, es preciso preservar la chacra, la agricultura y la relación viva con la tierra.
En cuanto a la Enciclopedia Campesina explicó que se trata de un esfuerzo por recoger nuestras palabras por lo que hace parte, entonces, de este engranaje; no es una estrategia ni una meta, pues la Enciclopedia es inherente a la vida y al actuar de la Red.
Es preciso entonces, apropiarse de las razones que han hecho posible esta cultura, transmitir la esencia, la causa.
En cuanto al rol de las bibliotecas en relación con la oralidad, indicó que no debe hacerse frente a la oralidad sino desde la oralidad, o con la oralidad, para no tenerla como un elemento externo, sino para descubrirnos en esta sapiencia de nuestros pueblos, aquella riqueza que está ahí y que tenemos que descubrir o desenterrar si es preciso.
Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=mGUpQsU-dFI

Nuestras nuevas Bibliotecas en FA

Estamos muy felices de contar con tres nuevas bibliotecas. Las familias Espinoza-Burga y Chávez-Vásquez del Huarrago, en la provincia de Cutervo, y la familia Ramos-Huamán, en Alto Perú de Bambamarca, provincia de Hualgayoc, nos hicieron llegar la solicitud expresando el deseo de tener su biblioteca en la familia, así que ya les hicimos llegar los libritos hasta su casa. ¡Les felicitamos por ser nuestras primeras Bibliotecas Rurales FA!
Doña Ángela Burga dice: “Para nosotros significa mucho tener una biblioteca en casa porque en el lugar donde vivimos no hay biblioteca, tampoco en las instituciones, y también ahora podemos aprovechar el tiempo para leer en casa ya que de los libros se aprende mucho”.
Fiorela Chávez Vásquez nos cuenta que: “Por motivo de esta pandemia los libros me ayudarían a entretenerme un poco y también me gustaría leer con mi familia. Somos cuatro integrantes en mi familia, siempre leemos en las tardes cuando estamos todos juntos. Leemos por turnos. A mí me gusta mucho leer, conozco algunos libros de la Red de Bibliotecas, pero me gusta leer todos los libros. A mí me gusta leer ‘Los Ojos de Gabi’, porque es un cuento muy bonito”.
Nanci Huamán Campos: “los libros de Bibliotecas Rurales nos sirven a nosotros porque es sobre nuestras cosas, nuestra propia vida, nuestra propia realidad; es más fácil explicar a nuestros hijos; a veces con otros libros son de otros temas, más de ciudad, más de otros lugares. Por eso sería de mucha utilidad tener libros, libros de variedad, de cuentos, de todo lo que es tradiciones, diccionarios, obras; entonces sí nos sirve demasiado”.

Primera BRIE en tiempo de Covid

Aún en tiempos de pandemia los deseos de leer los libros de nuestra tierra no cesan. Estamos muy complacidos por el inicio de otra Biblioteca Rural en la Institución Educativa del distrito de San Bernandino, provincia de San Pablo.
Les damos la bienvenida y felicitamos a la profesora Flor Soledad Mendoza por su ánimo y empeño en la gestión de su biblioteca. A todos los profesores y su director, estudiantes y padres, un abrazo fraterno de parte de nuestra familia de la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca.

Indignación

Una vez más hemos sido testigos de cómo los intereses privados priman por sobre los intereses del pueblo, de ahí la indignación del pueblo manifestándose y viéndose en las marchas y las protestas.
No nos representan los impresentables.
Como peruanos nos indignamos, y es también nuestra responsabilidad promover una cultura política de la ciudadanía, luchar contra males endémicos como la corrupción y la destrucción de nuestro espíritu y nuestra tierra.

“Aquel 16 de noviembre de 1532”

Nuestro compañero Alfredo participó en el Ciclo de Conversatorios ‘Aulas Abiertas - Rumbo al Bicentenario’, organizado por la Municipalidad de Cajamarca.
En esta ocasión, Alfredo reflexionó sobre la fatídica fecha del 16 de noviembre de 1532. Lo que ocurrió aquel día debería ser tomado en cuenta no sólo por los cajamarquinos, sino por todo el país y todo el mundo. “No podemos imaginarnos qué enorme herida puede haber quedado en los sobrevivientes después de la masacre; una población que estaba acostumbrada y que tenía entre sus paradigmas la celebración de la vida, la celebración del cariño, la celebración de la solidaridad, de la minga”.
Indicó, además, que después de 588 años, “esta tragedia no ha pasado, no es algo que ha quedado atrás; estamos refiriéndonos a algo que de muchas maneras siguen pasando”.
“Por ello, en la Red de Biblioteca Rurales de Cajamarca, cada 16 de noviembre, desde hace más de 30 años, conmemoramos ‘El día del aquí estamos’, porque a pesar de las masacres y a pesar de todo lo que ocurrió y continúa ocurriendo, seguimos en pie, seguimos andando; nunca nos hemos percibido como vencidos sino como comuneros que permanecemos en el camino que nuestros abuelos nos enseñaron. No para celebrar la conquista, tampoco para conmemorar la muerte, pero por lo menos para rendir homenaje a aquellos que cayeron, aquellos inocentes que cayeron en manos de este, no encuentro, sino, de hecho, esta masacre que nadie se esperaba”.

De quién aprendo

Hace algunas semanas me preguntaron qué formación he recibido durante mi época de estudiante para ser maestra, la pregunta incluía mi formación en los entornos virtuales.
Considerando que yo estudié para profesora en la década de los ‘80, es de imaginarse que lo más avanzado en tecnología que tenía a mi alcance, era la máquina de escribir que mi vecina me prestaba cuando algún profesor nos exigía presentar los trabajos transcritos en dicho aparato.
La primera vez que me enfrenté al manejo de una computadora fue hacia el año 1997 cuando, el primer día que llegué como asistente de Alfredo, él me pidió colocar direcciones en unas cartas que luego se debían imprimir. Recuerdo que le dije “Nunca he manejado una computadora”, él me respondió: “Voy de salida, así que presta atención”, y me indicó qué pasos debía seguir para lograr esa primera gran hazaña. Claro, cuando regresó, las cartas estaban listas y el documento tenía como tres o cuatro copias de seguridad. Así, Alfredo me fue enseñando algo cada día. También recuerdo una tarde cuando no podía abrir los archivos, entonces, Rita corrió en mi auxilio y me indicó que escribiendo “win”, la computadora mostraba todo lo que necesitaba. Con el paso de los años, he ido aprendiendo también conforme mis hijos han tenido paciencia para enseñarme. Durante todos estos años, no ha faltado quien me enseñe los trucos de estos aparatos y me ayude a descubrir las cosas que pueden hacerse con ellos, como Karina, una maestra constante y paciente.
Y son muchas más las cosas que fui aprendiendo y aprendo todavía con mi familia de la Red: tener cuidado en la presentación de documentos, que siempre deben estar impecables y comprensibles, cuidar la organización de una actividad previendo las situaciones que podrían presentarse, leer más y mejor para nosotros mismos y para los demás; escribir cuidando los más mínimos detalles de la escritura, pero, sobre todo, de las ideas.
Y es que se aprende conforme el maestro. En la Red, yo tengo varios: Alfredo, con su cariño, paciencia, insistencia y perseverancia. A él debo también ser mejor profesora porque no desmaya en sus intentos constantes para que los profesores lo seamos en verdad. Rita, siempre solidaria y buscando maneras de ayudar a los niños con capacidades proyectables, a tener una vida digna, constante y previsora. Karina, cuidando la casa y los recursos de la Red para que duren más. Rumi, Mara, Zelma, compañeros jóvenes, llenos de vida y entusiasmo. Nathalia, estudiosa y organizada, haciendo lo posible para que la Red también esté al día con la documentación. Y qué decir de mis compañeros voluntarios: el maestro José Isabel, siempre presto a apoyarme contando cuentos a mis niños del colegio (este año no pudo ser), y todos los demás, cada uno con su toque personal de sencillez y sabiduría.
Es increíble cuántos maestros tengo en la Red, cuánto aprendo de ellos y cuánto más tengo todavía por aprender.
Gracias, Alfredo, por traerme hasta acá.
Lola Paredes Saldaña

David presente

El pasado 20, hace 7 años, David Osoro Gonzales –compañero nuestro- regresó al seno de la tierra, a los apus, al infinito. Pero sigue vivo en nuestros recuerdos, en nuestro quehacer diario, nuestra memoria, nuestros corazones.
David fue voluntario de la Red en el año 2013. Empezó con la ardua tarea de pasar toda nuestra labor bibliotecaria al formato virtual que seguimos usando en este momento.
Unos días antes de su salida escribió este texto. Quien visita la Red, lo puede apreciar en nuestra Sala Mayor.
“El proyecto de Bibliotecas Rurales no es simplemente una gran idea, cosa que nunca dudé: también es el eje motriz de un concepto apasionante basado en la solidaridad, el respeto y el enaltecimiento de una cultura que cuanto más la conozco, más me maravilla.
La vida no es solo llegar a donde uno quiere a cualquier precio; se trata, sobre todo, de crecer y ayudar a que otros también lo hagan.
No estamos solos…”.
Gracias, David, por estar con nosotros. No estamos solos.

¡Lluvia!

Hace unas semanas ya estábamos muy preocupados: las siembras empezaron a sufrir, algunas hasta se perdieron. Nos cuentan algunos compañeros que ya no había pasto ni agua para los animales; para el consumo apenas un poquito. Estábamos tristes: sin agua no somos nada.
Hoy estamos de fiesta: celebramos junto con la tierrita la llegada de la lluvia y, ¿cómo no celebrar si con la lluvia se fortalece la vida?
Será posible seguir criando, nuestros campos van a reverdecer y van a madurar los colores; los animalitos tendrán hierba fresca y nosotros disfrutaremos pronto de los ricos sabores de nuestra madre tierra.
Bienvenida aguacero: contigo siempre renacen las esperanzas.

Santuarios compartidos

En setiembre tuvimos un encuentro virtual con nuestro estimado maestro Alfredo Mires. El evento fue organizado por la Especialidad de Ciencias Sociales de la Escuela de Educación Superior Pedagógica “Víctor Andrés Belaunde” de Jaén, con 34 estudiantes. El objetivo fue leer y reflexionar acerca de los aportes centrales de su libro “Santuarios Primordiales - Arte Rupestre en Cajamarca” desde la perspectiva del autor.
El maestro Alfredo disertó sobre la importancia de la experiencia investigativa, puso énfasis en la sacralización de la diversidad de sitios y huellas labradas en piedra, pinturas en las montañas y utensilios creados por nuestros ancestros; acerca de sus percepciones del mundo, de su relación con la naturaleza, de sus recorridos y luchas por la sobrevivencia. Una perspectiva diferente de abordar el arte rupestre.
Asimismo, puso en cuestión el estereotipo dominante de nuestro imaginario, de que la población de esta etapa histórica fue atrasada y solo simples “cazadores y recolectores”. Al respecto argumentó una periodización histórica denominada la «Edad de la Crianza», para explicar la evolución del arte rupestre en Cajamarca, que nos ayudó a redescubrir que nuestros ancestros fueron los descubridores de las semillas alimenticias en la etapa seminal, lo cual significa que fueron criadores de vida, valiosa aseveración que nos ayuda a resignificar nuestra memoria histórica y a fortalecer nuestro orgullo e identidad con nuestras raíces.
Los estudiantes formularon diversas preguntas de todo tipo relacionadas con su inspiración para escribir el libro y motivaciones para la investigación, las actividades y necesidades de los ancestros que subyacen en las pinturas, por qué se afirma que el arte continúa entre nosotros y por qué el sistema educativo no incorpora esos saberes, entre otras interrogantes: fueron motivo para aclarar, profundizar explicaciones y perspectivas.
Estamos contentos y reconocidos por los aprendizajes vividos y quedamos con ánimo de tener un próximo encuentro.
Sara Moreno Alberca
Profesora Instituto Superior Pedagógico