Cuando
nuestro compañero Alfredo Mires sustentó la idea del Proyecto Co-Libris y vimos
las posibilidades de sus resultados, no sospechábamos aún el impacto que
tendría con los niños y docentes que participaron.
La
idea básica era formarse colectivamente entre niños, profesores y coordinadores
de nuestra Red en la capacidad de leer para los otros, de manera que la
enunciación de la lectura animara al escucha, a que los otros niños y comuneros
evidenciaran de otro modo la belleza y contundencia del leer.
Y
lo que comenzó con la participación de uno o dos niños se multiplicó por todo
un salón, por toda una escuela, por toda una comunidad. Y más.
No
faltaron los detractores: “Eso de leer no
tiene ningún valor –habían dicho algunos profesores–: ¿Cuál es el producto, qué beneficio se logra?
Pero
los niños siguieron, haciendo fiesta con la lectura, contagiándose,
participando, dando el ejemplo, animando al resto.
Ahora
el proyecto ha llegado a su término en el periodo que fue concebido. Pero la
propuesta sigue su vuelo, porque ya estamos gestando el Festival Regional de
Lectura y Escritura: Co-Libris.
Así
que el vuelo apenas empieza.