noviembre 26, 2011

“La cuna de la Red de Bibliotecas Rurales”

Hace un tiempo, la señora Carmen Checa nos hizo llegar este artículo suyo que ahora compartimos por este medio.

En 1971 el Distrito de Bambamarca contaba con 45,502 habitantes, de los cuales 38,961 vivían en el campo. El sacerdote inglés Juan Medcalf (ya fallecido) se preguntaba en esos años ¿cómo hacer llegar a las masas de obreros y campesinos material de lectura?, ¿cómo asegurar que este material no sea alienante o una simple válvula de escape para los lectores?
Experimentaron con varios tipos de biblioteca y se decidieron por crear una cadena de Bibliotecas Rurales que tendría su central en Bambamarca y cuyos puntos de servicio serían las propias casas de los campesinos.
Al decir del Padre Medcalf los campesinos de Cajamarca, a diferencia de otros lugares de la sierra peruana, viven y trabajan aisladamente y aunque no confrontan problemas lingüísticos, pues casi todos hablan castellano, hay que luchar con la falta de organización.
Las dos innovaciones más marcadas de las bibliotecas rurales creadas por Juan Medcalf y su equipo fueron: el sistema rotativo y la posibilidad que tienen los campesinos de llevar los libros a sus casas.
Aún para los bibliotecólogos resultó algo extraño el que en este tipo de biblioteca no hubiera local alguno, pues la casa del campesino responsable era y continúa siendo la Biblioteca en casa.
Tampoco ha existido ni existe ahora remuneración alguna. El bibliotecario campesino acude a la Central, retira el lote de libros que él mismo selecciona, los lleva hasta su campo –unas veces cerca de la Central y las más, lejos–. Cumplidos dos o tres meses regresa y los devuelve, cambiando el lote por otro.
Si bien esta Red de Bibliotecas Rurales se inició en Bambamarca, al cabo de un cierto tiempo se trasladó la Central a la ciudad de Cajamarca, ocupando inicialmente un piso en el complejo Belén y después en su propia sede. De allí se ha ido extendiendo a casi todo el Departamento de Cajamarca y el modelo dio origen en 1981 a la Red de Bibliotecas Rurales de Tambogrande, Piura.
Debemos enfatizar que este servicio, iniciado en 1971, se mantiene hasta hoy con la misma mecánica, con los mismos objetivos, cuales son el desarrollo espiritual e intelectual del campesino cajamarquino. Es un modelo de Biblioteca Pública en el cual no sólo leen niños y adolescentes escolarizados, sino también y preferentemente adultos.
Desde mi punto de vista de bibliotecaria de biblioteca pública, no puedo entender que después de tantos años en que el Sistema de Educación Pública en el Perú se debate en medio de tantos fracasos y decepciones, tantas interrogantes y comparaciones con países no solo desarrollados sino países hermanos de Latinoamérica, no se haya pasado por la imaginación de los educadores que la falta de hábito lector pudiera ser una de las raíces del mal que nos aqueja tan fuertemente.
La Biblioteca Pública en Provincias, Distritos y Pueblos alejados es un lugar de integración donde no sólo se adquiere conocimientos: es un lugar dedicado al desarrollo de la mente. Allí acuden todos los habitantes con el mayor respeto a tomar contacto con los emblemas de la civilización y la cultura. Se fraterniza con personas e ideas. Es el Club Social de los pobres. Y mejora la calidad de vida porque en forma extraescolar el ciudadano adulto y el niño sienten la autorización plena a desarrollar su pensamiento.
Ante tan evidente mala situación de la Educación escolar, ¿no se quiere pensar en la educación extraescolar? Si en Bambamarca se inició el hábito de leer entre los campesinos hace tantos años y se continúa, ¿por qué no mirar hacia la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca, que tiene su sede en la misma ciudad capital y que dirige Alfredo Mires?

Carmen Checa

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