La casa de nuestra
organización fue construida en minga, la antigua práctica andina de trabajo
comunitario y voluntario.
Durante varios años y
con la participación de muchísimos comuneros y comuneras, levantamos esta casa
grande que ahora nos alberga. Por eso también la honramos y la cuidamos.
Hace unas semanas,
nuestra compañera Lola Paredes –Coordinadora Interna de la Red– trajo de regalo
un brote de ‘Farolito chino’: su nombre latino es Physalis alkekengi, y se le conoce también con el nombre de Farolillo,
Farol, Corazoncillo o Alquequenje.
Y ahí ha ido
creciendo, flaquito nomás, con la esperanza de verlo florecer para que los quindes
(colibríes) de esta comunidad tengan con que alimentarse en medio de una ciudad
que cada vez se llena más de cemento.
Y quizá más aún que florecer,
porque esta plantita también es una excelente medicina: es rica en vitamina C y
una ayuda excelente para las afecciones renales y reumáticas.
Ahora ya mide más de
metro y medio, ya empezó a llenarse de flores y a abundarse de quindes.
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