Hermandad, admiración,
humildad, respeto… algunas palabras que salen a flote cuando nos sentimos en
familia.
El 6 de diciembre empezó
el arribo de nuestros hermanos coordinadores de Bibliotecas Rurales. Antes,
cada uno había visitado sus bibliotecas –ya en medio de los aguaceros– para
recoger los libros y los registros de lectores.
Llegaron muy
emocionados para participar de la Asamblea General.
Siempre, este
encuentro comunitario es la oportunidad por excelencia para aprender el uno del
otro, para animarnos; hubo momentos para todo, para agradecer a nuestra tierra,
a nuestros apus y a nuestros difuntos por permitirnos juntarnos.
Después de la Noche de
Rescate (momento para narrar las tradiciones orales, que esta vez abordó el
tema “la diplomacia campesina”), Mara Mires Mocker –voluntaria de la Red– nos
hizo una presentación de ballet.
En medio de los
pesares que nos sobrevinieron en este tiempo, el propio hecho de revisar el
contexto en el que nos encontramos y el cansancio por el enorme peso de los
libros que tuvimos que cargar desde nuestras comunidades, hubo un momento para
relajarnos, para ser un bálsamo el uno del otro.
Y hubo la Fiesta del
Canje…
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