En
este mes de mayo hemos tenido la visita fraterna y generosa de Kepa y Jon
Osoro, padre y hermano de nuestro querido compañero David.
Kepa
y Jon caminaron “en vivo y en directo” algunas de nuestras Bibliotecas Rurales.
Sergio
Díaz, Coordinador de la Red desde hace muchos años, nos invitó a salir para
conocer las bibliotecas de El Verde y Santa Clara, en el distrito de Chalamarca,
provincia de Chota.
En
ambas bibliotecas nos acogieron las esposas de los bibliotecarios, doña Rosa
Fustamante y doña Margarita Ayay Ilatoma, porque sus esposos –quienes tienen la
responsabilidad ‘oficial’ como bibliotecarios– estaban trabajando en la chacra.
Como
ocurre en casi todas nuestra bibliotecas rurales en las que la familia atiende nuestro
quehacer, ambas señoras están muy bien informadas sobre el movimiento de los
libros, la atención a los lectores y las demás tareas; ellas respondieron con
soltura y naturalidad todas las dudas e inquietudes que se presentaron durante
la visita.
Al
despedirse, doña Rosa nos preguntó si también íbamos a ir a otras bibliotecas
para supervisar el trabajo: nosotros le explicamos que nunca se trata de una
supervisión, sino de una visita agradecida para fortalecer los vínculos comunitarios
entre miembros y amigos de la Red.
Antes
de irnos, Jon compró ahí mismo una casaca que ahora estará luciendo en España: ¡Como
somos parte de la comunidad y las familias, en este caso la biblioteca de El
Verde funciona en la misma sastrería y tienda de doña Rosa y su esposo!
1 comentario:
Nuestra visita a las bibliotecas El Verde y Santa Clara fue una experiencia involvidable no solo porque nos permitió conocer de cerca el excepcional proyecto de la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca sino también -y sobre todo- porque tuvimos la gozosa oportunidad de conversar con doña Rosa y doña Margarita. Ellas, mujeres extraordinarias por su humildad, su generosidad y su compromiso social con la comunidad nos dieron -sin quererlo- un impactante ejemplo de hasta qué punto la mujer es un eje fundamental sobre el que ha de girar la vida, la estructura y el progreso de cualquier grupo humano.
Coincido con vosotros: cuando visitemos las diversas bibliotecas de la red no lo hagamos con ánimo de controlar o fiscalizar lo que se hace allí, sino con la sencillez de quien llama a la puerta y apensas alcanza a decir: ¿me permiten ustedes acompañarles para poder seguir aprendiendo de ustedes, no solo en el trabajo bibliotecario real sino sobre todo en lo relativo a la calidad humana, a la pasión por la palabra y al amor por nuestro entorno.
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