noviembre 06, 2014

Afecto que cura

Hace unos años, el Programa Comunitario pasó por una consultoría externa a manera de evaluación de nuestro trabajo.
Muchas cosas nos dijeron en ese entonces: que no contamos con el documento tal, que falta especificar el proceso cual, que no podíamos sustentar la acción “x” y que necesitábamos los formatos “xx” para mejorar nuestro trabajo.
Nosotros escuchábamos, atentos, porque siempre estamos dispuestos a aprender y a mejorar nuestro quehacer con los niños con capacidades proyectables. Por este acompañar estamos exigiendo a nuestros coordinadores a planificar, observar, evaluar y documentar su trabajo constantemente.
Pero muchos de ellos se cansan. Son campesinos y trabajan durísimo en sus chacras. En las noches o en otro momento libre se dedican como voluntarios al acompañamiento y la atención de estos niños con alguna discapacidad.
Cuando salimos al campo a visitar a nuestros coordinadores y los niños que atienden, nos sobreviene siempre la avalancha de ternura, alegría y cariño que existe entre ellos. Nos quedamos atónitos frente a lo que han logrado y están logrando con este amor. Y lo de la evaluación y los documentos se hace chiquitito, casi imperceptible.
Y eso no tiene formato.
Eso nos pasó también durante nuestra última visita a Santa Ana, donde nos reunimos con nuestro coordinador Marciano y los Juanitos a su cargo.
Gracias, Marciano, por hacernos ver.

No hay comentarios: