Este 14 de octubre se llevó a cabo
el conversatorio “Fenómeno de El niño y variabilidad climática en la región
Cajamarca” –organizado por la Gerencia Regional de Recursos Naturales y Gestión
del Medio Ambiente, con la Subgerencia de Acondicionamiento Territorial,
Comisión Técnica de Regional del proceso ZEE-OT y la Oficina de Defensa
Nacional del Gobierno Regional Cajamarca–, con la presencia de diversas organizaciones
sociales y público en general.
Entre los expositores estuvo Julio
Urbiola del Carpio (SENAMHI Cajamarca) e Isabel Arana Barrantes (Oficina de
Defensa Nacional).
Nuestro compañero Alfredo Mires fue
invitado para exponer sobre “Variabilidad Climática y Fenómeno El Niño desde la
mirada tradicional campesina en Cajamarca”.
En este enlace puede verse gran arte
de su intervención: https://www.youtube.com/watch?v=cSFjP0_N2fc
Y aquí una breve selección de lo expuesto:
“…caemos
en la soberbia de confiar en que la tierra funciona como un taller de mecánica.
De manera que un primer paso fundamental es admitir, humildemente, que no conocemos
todas las claves del comportamiento del clima, porque la tierra no ha ido a la
universidad y, por lo general, tampoco solemos ir a la universidad de la
tierra…
Es
una vergüenza que quienes reproducen pobres con sus sistemas de enriquecimiento
individual, culpen a los pobres de la debacle ambiental. Es bochornoso que
quienes exterminan a los pueblos indígenas –la única reserva moral que le queda
al mundo–, culpen a los pueblos indígenas de impedir el desarrollo de las
naciones…
El
problema es que hemos perdido la capacidad para columbrar. Observamos las cuadraturas
de la televisión o las computadoras con tal acatamiento, que terminamos
volviéndonos sus espejos. Pero en desmedro de la tierra, a costa de los
vínculos más elementales con nuestra propia naturaleza.
Y
el gran problema adicional es que también nos están arrancando las páginas de
la comarca: algunas aves ya no hay, muchos pozos se han secado, las cimas de
los cerros sucumben con las dentelladas de las máquinas, los sapos se
extinguen, las nubes no asoman, los vientos cambian de dirección, las especies
se ahuyentan… No sólo se están arrancando las páginas de este libro prodigioso
que es la tierra, sino que en consecuencia se empieza a hablar otro idioma: el
del quejido, el de la ausencia, el de la mudez, el de la querella.
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