noviembre 20, 2015

20 de noviembre

David Osoro: ¡Presente!
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
Miguel Hernández

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A las aladas...queridos amigos del alma.

Un gran gran abrazo,

Javier Naranjo.

Kepa Osoro Iturbe dijo...

Gracias, amigos y hermanos, por recordar a david co tanta ternura, con tanto respeto y tanta sensibilidad. El fragmento poético que reproducís pertenece a la "Elegía a Ramón Sijé", de Miguel Hernández, aquí lo tenéis completo, ¡es tan hermoso!

ELEGIA A RAMÓN SIJÉ

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracoles
Y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofe y hambrienta

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte
a parte a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de mis flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas...
de almendro de nata te requiero,:
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

(10 de enero de 1936)

Anónimo dijo...

Estimado Kepa

Es un merecido homenaje por parte de quienes hacen las bibliotecas rurales de Cajamarca, tuve el honor de recibir el libro de tu hijo, me bastaron pocas líneas para entender el sereno asombro con el que reflejó el espíritu de la comunidad, parte de su obra está ahí, y por lo que felizmente percibo, los paisanos no lo olvidan.

Te envío un fuerte abrazo
Daniel Canosa

Kepa Osoro Iturbe dijo...

Gracias, Daniel, las palabras de David brotaron de la extraordinaria experiencia que le regalaron los cajamarquinos y servirán siempre como argamasa que cohesionará tanto a aquellas comunidades campesinas como a todos los que nos sentimos partes de ellas desde la distancia.