Desde tiempo atrás los estudiantes de bibliotecología y archivística –de la Universidad de Antioquia–, reunidos en un Semillero de Investigación, quisieron preguntarse por el mundo rural; muchos observaron sus raíces campesinas o las de sus padres; otros, cansados del vaciamiento de sentido en la vida urbana de Medellín, aspiraban a conocer la sabiduría de aquel olvidado o invisibilizado oráculo de la naturaleza.
Empezamos entonces a construir talleres, cartografías sociales, lecturas de textos sobre lo rural: allí, entonces, volvimos la vista a Cajamarca, a Máxima Acuña, a los campesinos: mujeres, hombres, niños, niñas, jóvenes; a su Red de Bibliotecas Rurales y con ellos a Alfredo Mires Ortiz, el hombre que porta y aviva la voz de los comuneros de Cajamarca, a ellos a quienes queremos conocer y de quienes queremos aprender.
Empezamos a acariciar un sueño: estar más cerca de Cajamarca y de sus Bibliotecarios Rurales. Y parte de este sueño se cumplió pues los estudiantes pudieron estar con Alfredo el 28 de noviembre de 2016, en la misma Universidad de Antioquia.
Nos ha enseñado, nos ha mostrado cómo, quiénes y para qué llevan a cabo el trabajo de la Red de Bibliotecas Rurales; la labor de recopilación de la tradición oral de sus comunidades; la lectura, los libros y el papel de ellos en el contexto cajamarquino; el trabajo solidario y comunal que orienta sus principios humanos.
Para Alfredo un abrazo de agradecimiento por volvernos a conectar, a través de las voces de los campesinos de Cajamarca, con el cosmos: como él dice “De todos con todo, entre todos, por todo”.
¡El abrazo inmenso para los comuneros cajamarquinos!
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