Hace muchos años que Beatriz Blanco, española de
Miranda de Ebro, anduvo por aquí y se integró como voluntaria en nuestra Red.
Pero el vínculo no cesa: ¡crece!
Bea comparte las lecturas con sus dos niñas y con
todos los niños de la escuela donde trabaja, en Madrid.
Hace poco, ella participó en un conversatorio
virtual en el que nuestro compañero Alfredo contó cómo, alguna vez, llegando a
visitar la escuelita de Pingo, en la provincia de Cajabamba, encontró que en el
aula del profesor Miguel, los niños habían construido una “cueva” con las mesas
y se habían metido debajo para leer, con más emoción aún, sus cuentos de
encantos.
Bea se lo contó a sus niños. Y hace poco también
construyeron su propia “cueva”, para seguir leyendo.
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