– “Aquí, en nuestra tierra, los cuentos y testimonios de los ancianos nos
enseñan que la palabra no está sujeta únicamente a la dimensión humana ni a las
estrechas definiciones de los diccionarios, sino a toda la naturaleza viva: porque
todo habla, todo dice, todo participa con su voz y su expresión en la vida
comunitaria. Los sueños presagian y animan, las plantas declaran, las nubes
reflejan, los cerros advierten, las piedras avisan, la coca se pronuncia si
amarga o endulza. El pájaro fin–fín
anuncia la muerte, el colibrí proclama la vida…”
– “Esta tierra parió una cultura rebosante de prácticas y sabidurías
capaces de conversar con la naturaleza para resolver los desafíos de la
sobrevivencia humana”.
– “Durante siglos, a las poblaciones indígenas y campesinas se les vetó
la propia nación que ellos mismos habían forjado desde las raíces; todo lo que
recibían del lado dominante era desdén por su cultura y precios de burla por
sus productos. Pero esta cultura criadora también iba criando y amansando las
palabras adversas, del mismo modo como cultivó al trigo y amansó a los toros y
a todo lo que trajeron los usurpa-dores de su destino”.
– “Quizá el mayor legado es el ánimo: el propugnar a cada paso la
dignidad de nuestros pueblos; el regalo de celebrar y agradecer por estar
juntos; el haber redimido al libro de su condición invasiva para convertirlo en
herramienta aliada; el haber construido nuestra casa en minga; el ser y
querernos como familia, en esta maravillosa tierra que nos regala la bendición
de ser sus hijos”.
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