El estado de emergencia en nuestro país debido a la
pandemia por el Covid19 y las restricciones que desde entonces asumimos,
coincidieron con la culminación de nuestra I Asamblea General del Red, en marzo
del 2020. Desde entonces no nos volvimos a encontrar.
Por eso, hace algunas semanas, decidimos hacer uso de
la tecnología y, pese a todas las dificultades que tienen nuestros compañeros
por la falta de conectividad, celulares que únicamente les sirven para realizar
llamadas o falta de presupuesto para mantener un servicio permanente, logramos
encontrarnos con varios de ellos.
Fue muy lindos verlos, incluso a la distancia y
enviarnos “abrazos virtuales”, que no es lo mismo que el abrazo físico, siendo
que estamos habituados a sentir el calor, la fuerza y el ánimo de los otros
cada vez que nos encontramos.
Nos hemos visto y conversado, informado acerca de la
situación en las comunidades, recordar algunas tareas pendientes, entre otras
cosas; pero lo más importante fue que pudimos saber de nuestros compañeros, de
las comunidades, de cómo se las ingenian para seguir llevando los libros y
ayudar a los demás para que sigan leyendo.
Alfredo abrió la Asamblea con la ofrenda a la tierra,
a los apus y a los difuntitos; la ceremonia también tuvo que ser virtual,
siempre tranquilos porque sabemos que en las comunidades se realiza la
ofrendita antes de cada jornada.
Contentos con la cálida presencia de entrañables
amigas como Gabi Hidalgo, Sally Vernon, Nathalia Quintero y recibiendo el saludo
de Helen Heery, desde Inglaterra.
No fue la fiesta a la que estamos acostumbrados cada
vez que nos reunimos en forma presencial, pero es alguito, como solemos decir,
y alguito muy bueno para estos tiempos de distancia obligatoria.
Nos alegra habernos visto, nos anima haber conversado,
nos esperanza ver que la noche llega y, aun desde la oscuridad de los lugares
donde hay “mejor señal”, pero no hay energía eléctrica, nos seguimos
escuchando.
Gracias, compañeros, por este encuentro.
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