El 16 de diciembre, estudiantes y docentes de la I.E. Sagrado Corazón, de Jaén, nos reunimos con alegría para hacer realidad el segundo paseo lector. Fue grandioso compartir momentos de lectura con estudiantes de primer grado. El sitio elegido rodeado de vegetación alimentó el ánimo y favoreció la concentración. Leímos diferentes números de las Cernidas de Bibliotecas Rurales de Cajamarca: Barro bendito, El pueblo del abuelo, Piedra adentro, Prenda querida, Empezó a andar, El pan nuestro, entre otras Cernidas interesantes y cercanas a nuestras costumbres heredadas de nuestros mayores y que nos hacen vivenciar, recordar y no olvidar la esencia de todo lo que rodea nuestro día a día en la casa, el campo, la escuela, el barrio y la comunidad.
Cada uno de nosotros leyó y luego invitó a leer la Cernida leída, expresando qué leyó y el por qué leer los textos de la Cernida y, con cada compartir, conmemoramos nuestras propias vivencias, reímos de las situaciones que nos parecían graciosas como la del ají, que está en la Cernida 12 y resalta los tipos de ají y uno de ellos con nombre “Pinchoemono" y que pica demasiado y no se puede comer, siendo tan chiquito. Nos pusimos festivos con la copla de la Cernida 14 “Dicen que la trinitaria, es una bonita flor, remedio pa las muchachas, que están muriendo de amor”. También, nos pusimos reflexivos con los mensajes que nos hacían pensar en nuestras propias actitudes y lo que debíamos aprender para ser mejores como en la Cernida 20, con el título “Hagan cuenta que siempre sigo vivo” donde destaca el valor de respetar, saludar, trabajar, decir la verdad, vivir unidos y compartiendo lo que se tiene.
En fin, fue un extraordinario momento también para recordar a Alfredo Mires Ortiz, cofundador de Bibliotecas Rurales, que nos dejó el precioso legado de la lectura, la biblioteca campesina y otros proyectos que nos abren la mente y nos enseñan a vivir en fraternidad y aprendiendo cada día más para ser mejor persona y por ende, mejor ciudadano.
Gracias Alfredo, tu recuerdo está anidado en nuestro corazón.
En fin, fue un extraordinario momento también para recordar a Alfredo Mires Ortiz, cofundador de Bibliotecas Rurales, que nos dejó el precioso legado de la lectura, la biblioteca campesina y otros proyectos que nos abren la mente y nos enseñan a vivir en fraternidad y aprendiendo cada día más para ser mejor persona y por ende, mejor ciudadano.
Gracias Alfredo, tu recuerdo está anidado en nuestro corazón.
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