Este humor de Juan no siempre lo utilizaba para jugar con la gente: lo utilizaba mucho en su relación pastoral tanto con los niños como con los adultos. Siempre tenía una colección de muñecos, peluches, sombreros divertidos y lo que él llamó su "ayuda visual", no sólo para entretener sino para enseñar. Lo utilizaba en todo tipo de manifestaciones artísticas y obras de teatro. Cualquier que haya presenciado esto alguna vez, jamás olvidará el impacto que le causó.
En otra ocasión –también en St. Leonards– al inicio de la misa se deslizó hacia el altar, corriendo sobre el scooter que uno de sus feligreses le había comprado, con un sombrero de paja con flores en la cabeza... No puedo recordar en absoluto qué cosa dijo tratando de explicar lo que estaba haciendo, sólo recuerdo que era algo fundamentalmente importante respecto de nuestra fe. Pero nunca he visto algo semejante en ningún lugar, y no creo que lo haya, considerando la seriedad y la dura piedad de algunos de nuestros pastores en estos días.
Por lo tanto, es esta foto a colores de Juan con su traje de baño de 1920, a rayas color rojo (que en realidad era una pijama), en la que identifico al hermano que recuerdo.
Estoy seguro de que es así como los demás también lo recuerdan, incluidos Alfredo y Rita y todos los que participan en la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca.
Eso es algo que siempre he tratado de imitar.
Siempre habrá momentos en que la solemnidad y la deliberación serán las adecuadas, pero Dios nos ha dado la capacidad de reír.
Mientras que los neurólogos y psiquiatras han dedicado años investigando sobre la risa y descubriendo sus beneficios terapéuticos, todos sabemos –estoy segura–, que con el ejemplo de John se añadirá un poco del buen humor que todos necesitamos de vez en cuando.
En otra ocasión –también en St. Leonards– al inicio de la misa se deslizó hacia el altar, corriendo sobre el scooter que uno de sus feligreses le había comprado, con un sombrero de paja con flores en la cabeza... No puedo recordar en absoluto qué cosa dijo tratando de explicar lo que estaba haciendo, sólo recuerdo que era algo fundamentalmente importante respecto de nuestra fe. Pero nunca he visto algo semejante en ningún lugar, y no creo que lo haya, considerando la seriedad y la dura piedad de algunos de nuestros pastores en estos días.
Por lo tanto, es esta foto a colores de Juan con su traje de baño de 1920, a rayas color rojo (que en realidad era una pijama), en la que identifico al hermano que recuerdo.
Estoy seguro de que es así como los demás también lo recuerdan, incluidos Alfredo y Rita y todos los que participan en la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca.
Eso es algo que siempre he tratado de imitar.
Siempre habrá momentos en que la solemnidad y la deliberación serán las adecuadas, pero Dios nos ha dado la capacidad de reír.
Mientras que los neurólogos y psiquiatras han dedicado años investigando sobre la risa y descubriendo sus beneficios terapéuticos, todos sabemos –estoy segura–, que con el ejemplo de John se añadirá un poco del buen humor que todos necesitamos de vez en cuando.
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