septiembre 24, 2009

El cuento y el cuanto

Extractos de la reflexión sustentada por Lola Paredes Saldaña, Coordinadora Interna e integrante del Comité Central de Coordinación en la presentación del libro “Cuando cuenta ño Nepta”, rescate de la tradición oral publicada por la Red.


¿Será realmente el uso de tanta tecnología el remedio para los males educativos de nuestro país? Definitivamente estoy convencida que no es así.
Nadie duda de su importancia y de la buena forma en que estos instrumentos deben ser aprovechados para optimizar su efectividad; pero, definitivamente, si alguien me pregunta qué debemos incluir a diario en nuestras aulas para mejorar el nivel educativo y motivar verdaderamente a los niños a leer y a construir sus propios saberes, yo contestaría que las aulas necesitan un narrador de cuentos y de toda clase de historias que sean realmente interesantes para los niños y jóvenes. ¡¡Todos los días!! Y que propicien en ellos también la habilidad narradora.
La tradición oral no solo motiva la participación de los niños en tanto se interesan por buscar también algo qué contar en clase, sino que bien puede y debe ser aprovechada para conseguir la verdadera identificación del grupo con su cultura, lograr capacidades en todas las áreas del currículo: Comunicación, Arte, Personal Social, Religión y también en la Matemática; pues la transmisión de conocimientos de generación en generación facilita el logro de procesos muy difíciles de lograr solamente con exposiciones, lecturas, ejercicios repetitivos o trabajos manuales, además de que permite perpetuar saberes que de otro modo se perderían para siempre (saberes, cultura, experiencias y tradiciones de los pueblos a través de relatos, cantos, oraciones, leyendas mitos, cuentos, etc.), permite también motivar los procesos creativos y recreativos, de comunicación de tipo oral, escrito y gestual.
Los niños de las comunidades del área rural tienen, a mi parecer, un potencial mayor que el de los niños de las ciudades en la medida que sus conocimientos no son enciclopédicos, sino vivenciales y transmitidos de generación en generación a través de la oralidad. En ese sentido, sus conocimientos son más auténticos, genuinos, sabios; y, por lo tanto, mucho más abundantes que los de los otros niños quienes tienen incluso mayor dificultad para solucionar sus problemas en la vida diaria.
Y cuidado, que tradición oral es algo muy diferente a intervención oral, a exposición de trabajos: la tradición oral va mucho más lejos, no constituye solo un medio, un recurso: constituye todo un proceso que requiere de muchos conocimientos también de parte de quien conduce a los niños.
Con esto quiero decir que un profesor tiene que ser una persona mejor preparada, conocedora de la cultura, identificado con ella y con los pueblos, convencido del valor de las personas, de la naturaleza, de la convivencia y de la sabiduría de los mayores.

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