Hace ya varios meses
recibimos una solicitud de voluntariado por parte de David Osoro. Las
solicitudes, en general, son sometidas a consulta y debate al interior de
nuestra organización antes de ser aceptadas o rechazadas.
Para nosotros siempre
es un alivio contar con personas solidarias, capaces de comprender el sentido y
la importancia de nuestros andares en el campo y, por eso mismo, somos
exigentes en las condiciones que deben primar antes que un voluntario se
integre.
Muchas veces, incluso,
las propias condiciones que exigimos desaniman a los candidatos.
En el caso de David,
de nacionalidad española, tras haber concluido el proceso de evaluación, ahora
se encuentra con nosotros.
Son muchas las tareas
que le corresponden, sobre todo el asumir la digitalización para la base de
datos de nuestro Centro de Canje, el corazón desde el que fluyen los libros de
la Red.
Anima esta presencia y
le da más vida aún a nuestra organización, más aún con su disposición para todos
los quehaceres que nos tocan.
Y esta gratitud se
extiende a Kepa, su padre, quien asumió la preocupación por conseguir la más
apropiada base de datos para el Centro y a la vez continúa apoyándonos a la
distancia.
1 comentario:
Amigas, amigos, como ustedes, yo también albergué a David en mi casa, en Medellín, Colombia, en el mismo año y mes en que tuve la fortuna de compartir con ustedes en Cajamarca. Cuando regresé, David supo de ustedes por mis relatos de viaje, y un año después su padre, Kepa, se conoció en esta misma ciudad con Alfredo. La vida teje rumbos... y ahí vamos. Sé que para David estos últimos días de su vida con ustedes fueron de confirmación de la fuerza, el afecto y la solidaridad de comunidad. Sé que la vida lo puso allí porque tenía aprendizajes por hacer al lado de ustedes, y lo entregó en la compañía de seres amorosos y ante todo humanamente humanos. Gracias Comuneros por recibirlo con ustedes.
Consuelo Marín
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