Los
libros son para nosotros como la savia de este árbol bibliotecario. Pero escasea.
No
sólo nos faltan libros porque no tenemos la solvencia económica para
adquirirlos, sino porque –a más de ser muy caros– faltan aquellos que tienen
mucha demanda en nuestras comunidades: diccionarios, códigos legales, manuales
de carpintería, electricidad, etc., literatura peruana y latinoamericana,
enciclopedias de historia y geografía… y, sobre todo, más libros propios que
reflejen nuestra situación y conocimientos.
El
problema es múltiple no solamente porque en la central de la Red somos pocos –¡poquísimos!–
voluntarios, sino porque siempre la demanda es alta en el proceso de canje.
Y
trabajar los libros en el campo no es lo mismo que tenerlos en una biblioteca modelo
de la ciudad: aquí nuestros libros son herramientas y, como tal, se afectan a
veces mucho con su uso.
Por
eso estamos llamados a cuidarlos, para que puedan seguir su camino como savia
alimentando la todas la ramas, las hojas y los frutos de este árbol.
Ahora
que estamos haciendo un nuevo inventario bibliográfico, algunos de nuestros
libros han regresado de las bibliotecas en condiciones bastante deplorables.
Para
nuestra reciente Asamblea, el equipo de voluntarios del Centro de Canje separó
los libritos maltratados para mostrarlos y llamarnos la atención sobre la
necesidad de cuidar aún más estas preciadas herramientas.
Hemos
reflexionado mucho sobre eso: Somos conscientes que el deterioro es inevitable,
sobre todo porque son leídos a diario y trajinan por nuestras chacras tanto
como los lectores, pero de todas maneras tenemos que asegurarles un periodo de
vida lo más prolongado posible a fin de que sirvan también a otros lectores en
otras comunidades.
Como
con el árbol, tenemos que esforzarnos mucho para florear y compartir los frutos.
1 comentario:
Tal vez lograréis que los libros sean cuidados con más mimo cuando todos vosotros dejéis de considerarlos objetos. No, queridos amigos, los libros no nos mercancías, no son un conjunto de papeles encuadernados que contienen letras, palabras e ideas. Los libros son seres vivos, son nuestros consejeros, nuestros amigos, nuestros aliados cuando queremos aprender, nuestros salvoconductos cuando deseamos disfrutar del silencio y hallarnos a nosotros mismos e incluso nuestros cómplices cuando buscamos en ellos esa palabra hermosa con la enamorar al otro.
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