A
principios de julio tuve la oportunidad de visitar a Aldana, una niña participante
del Programa Comunitario que vive en las alturas en Huarrago, en el distrito de
Sócota, provincia de Cutervo.
Había
pasado más de un año después de mi última visita.
Con
Aldana y su familia nos conocemos desde hace más o menos ocho años, cuando ella
aún era una bebita que intentaba levantar su cabeza con denodado esfuerzo.
En
nuestro primer encuentro, algo en mi interior me decía que esta niña tiene la
voluntad y el empeño para seguir adelante y que algún día la vería caminando
sola.
Esta
vez, cuando llegué a la casa de Aldana, ella salió andando sola, sostenida
únicamente por dos palitos. Pese a mis más de treinta años de acompañamiento de
niños con capacidades proyectables, mis ojos dieron cuenta de la emoción y una
profunda sensación de amor y admiración por esta niña y su familia me inundó.
¡Sigue
adelante, pequeña Aldana! Tú nos enseñas a caminar más lejos. Y aún más dentro de
nosotros.
Rita Mocker
1 comentario:
Gracias, Rita, no solo por compartir esta hermosa historia de vida sino sobre todo por el excepcional, silencioso y comprometido trabajo que realizas al frente del equipo del Programa Comunitario con la intención de mejorar las condiciones de vida de los juanitos y sus familias.
Y la lección más gozosa del avance de Aldana no son los pasitos que ya es capaz de dar sino su desumbrante ejemplo de coraje, valentía y optimismo. Ojalá todos seamos capaces de dejar de mirarnos al ombligo quejándonos de todo lo que nos incomoda para levantar la mirada hacia los otros para ver sus grandes y diminutos dramas y contribuir decididamente a aliviarlos.
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