Queridos compañeros de nuestra Red,
aquí les saludo y les aviso que nos están faltando algunos carnés para nuestros bibliotecarios, porque en mi zona son más los hijos de los bibliotecarios los que se han hecho cargo de las bibliotecas.
aquí les saludo y les aviso que nos están faltando algunos carnés para nuestros bibliotecarios, porque en mi zona son más los hijos de los bibliotecarios los que se han hecho cargo de las bibliotecas.
También estamos necesitando algunos ejemplares de “Soy la libreta del ñaupa” y un par de “El trapiche encantado y otros cuentos”, para completar las colecciones en las ocho bibliotecas que están a mi cargo.
La lectura sigue ayudándonos mucho, para aprender más y decir las cosas más claro.
A veces recuerdo cómo era antes conmigo mismo y me llama la atención, porque cuando venía a la ciudad tenía mucho miedo.
Cuando era muchacho chico mi mamacita venía al pueblo a vender sus cuycitos y me traía para ayudarle a sumar las cuentas porque ella no sabía leer.
Una vez unos policías nos gritaron –“¿Cómo te llamas?, ¡contesta, carajo!”, nos dijeron–, y desde ahí yo tenía mucho miedo; cuando entraba al pueblo yo me iba por las calles que no había casi gente, y si veía policías me regresaba por otras calles aunque tuviera que caminar mucho más.
Imagínense, nosotros sin hablar bien el castellano, con mi pantaloncito rotito, mi sombrero lajpachito, todo pobrecitos, teníamos miedo hasta de hablar…
Pero la lectura nos hizo crecer el respeto.
Nosotros ahora miramos de frente, sin miedo. Nadie tiene que humillarnos. Nosotros sabemos lo que valemos. Y estamos juntos.
Así, hermanos, hay que seguir creciendo.
Les saluda con muchos recuerdos
1 comentario:
¡Una maravilla!, un testimonio de vida profundo, poderoso, para que el miedo desaparezca y mirar de frente siempre sea posible, y desde allí el respeto crezca. Admiro mucho a Don José Isabel, a él un fuerte abrazo, a la Red que hace nacer estos caminos con corazón.
Javier N.
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