enero 31, 2016

Una casa, una escuela

En el año 2009, la institución alemana Nuevos Horizontes Perú encargó al Antrop. Alfredo Mires Ortiz –de la Red de Bibliotecas Rurales– el diseño de un proyecto educativo en la comunidad de Pomabamba, distrito de Jesús, Cajamarca. Es así como nació la Escuela Campesina Alternativa, que articula las necesidades de la comunidad hacia una propuesta de formación integral; que anuda las enormes hebras sueltas dejadas por el sistema educativo.
Pero también se le solicitó a Alfredo diseñar la arquitectura física de la propuesta, la casa donde funcionaría, de manera que trabajó un proyecto educativo que a la vez sustentara la construcción. Y todo eso fue dándose de manera paralela.
A seis años del encargo y la consecuente presentación de la propuesta educativa, ésta se viene implementando y la construcción está casi terminada.
Bien lo dijo Alfredo en la sustentación del proyecto: “…. la casa debe evidenciar fortaleza, belleza, concordancia con el paisaje, cuidado del ambiente, economía, participación, funcionalidad y replicabilidad… La construcción de la casa no desdeña las posibilidades de usar materiales ajenos sino que, por lo contrario, los apropia y toma adecuadamente para necesidades puntuales (cimiento y áreas húmedas con concreto; calamina transparente, etc.) al mismo tiempo que expresa –por sí sola– su respeto a la vida campesina sin ofender con aparentes solvencias”.
Una casa – Una escuela, rompe los muros de las aulas de clase y retoma el punto que la escuela moderna desdeña en los procesos de aprendizaje. Porque la educación oficial obliga a estandarizarse en función a expertas investigaciones que planifican, controlan y monitorizan el aprendizaje, etiquetando a los niños en muy buenos, buenos, malos, muy malos, y hasta a veces diagnosticándoles trastornos psicológicos.
La Escuela Campesina Alternativa nuestra, más que un edificio es una casa, un espacio abierto donde el niño aprende con todos y todo, de la naturaleza, de la convivencia diaria: es parte de toda la propuesta.
Nuestra gratitud a Alfredo por este saber compartido.
Isabel Gutiérrez

4 comentarios:

Kepa Osoro Iturbe dijo...

Gracias, Alfredo e Isabel por darme la oportunidad de visitar en 2014 vuestra casa en la que tuve ocasión de compartir con vosotros y el amigo colombiano Javier Naranjo, una jornada de trabajo alrededor de la palabra, la poesía, la escritura y el encuentro amoroso entre quienes confían en el poder de las comunidades campesinas para empoderarse y seguir regando nuestra tierra con su ejemplo extraordinario de empatía, ilusión, generosidad y compromiso ético con el otro y con la Madre Tierra. Ojalá podáis seguir desplegando vuestro proyecto de Escuela Campesina Alternativa durante muchos años pues sería un regalo prodigioso para todos aquellos que tengan el privilegio de acompañaros. La paz sea con todos vosotros.

Anónimo dijo...

Me uno a los claros comentarios del amigo Kepa, a los que no sé agregar casi otras palabras que sepan decir algo más a lo que expresa su corazón. Menciono sin embargo mi memoria también del trabajo feliz, la comida generosa de la tierra compartida en comunión, la luz cálida en dorados, ocres y silencio, mientras los chicos escribían en la tranquila hierba.

Un enorme abrazo a todos,

Javier

Anónimo dijo...

Muchas gracias Alfredo e Isabel por compartir esta noticia, ha sido para nosotros un honor publicar la nota en el Orejiverde, se trata de una feliz experiencia que esperemos se pueda replicar en Latinoamérica.

Un abrazo y los mejores deseos para que esta casa-escuela fortalezca los sueños y aprendizajes de los niños.

Daniel Canosa

Anónimo dijo...

Kepa, Javier, Daniel;
Mi gratitud por sus cálidas palabras, las que he compartido con todo el equipo y niños de la ECA (Escuela Campesina Alternativa).
Daniel, nos anima y complace saber que la nota fue publicada en el Orejiverde; muchas gracias por esta deferencia. La presencia y cercanía de Alfredo, a lo largo de estos años, ha marcado esta experiencia educativa, desde y para la comunidad con la luz del libro a la mano. Sin duda, la ECA, cala en el corazón, la memoria y la vida de quienes participamos en ella.
Nuestro compromiso de mantenernos firmes en esta propuesta educativa.
Cordialmente,
Isabel