Partimos de Cajamarca temprano con
destino a Sócota, provincia de Cutervo. En el camino a Bambamarca, la belleza
de las montañas fue interrumpida violentamente por los monstruosos tajos
abiertos ocasionados por la mega minería.
De repente, la angustia se
transformó a asombro cuando nos acercamos a las esplendorosas lagunas de Alto
Perú y pasamos el cerro de El Inca Dormido.
Después de una breve parada en Chota,
seguimos el largo viaje hasta llegar a la ciudad de Cutervo. Allí fuimos
recibidos por un extraño aguacero que cortó la ciudad en dos, empapando un lado
mientras que ni siquiera tocaba al otro. Desafortunadamente, la lluvia también
se había extendido dejando un camino fangoso y peligroso, pero con la conducción
cuidadosa de Alfredo y Rita, llegamos a nuestro destino sin peligro, nueve
horas después de nuestra partida.
A la mañana siguiente nos embarcamos
hacia Churumayo, a visitar la zona de Eusebio Silva, Coordinador de nuestra Red
allá. Ya nos estaban esperando para leer juntos y aprender más sobre el rescate
de nuestras antiguas tradiciones, pero no pudimos llegar: nos hallamos frente a
un camino infranqueable. La lluvia había convertido la vía en una estrecha
senda de barro, con un gran abismo de un lado. No nos quedó más remedio que
regresar.
Nuestra decepción se calmó un poco
cuando nos encontramos, pasando una pampita,
con algo espectacular: una intrigante estructura de piedra –construida por las
antiguas civilizaciones de los andes– que emerge de una laguna. La mitad de la
estructura ha sido hecha de una enorme roca que parece haber sido trabajada
para formar parte de la base de una torre y que fue complementada con muchas
rocas pequeñas, creando una base cuadrada perfecta…
Lynda Sullivan
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