En
Cajamarca, mayo es el mes de las flores. Por eso, los coordinadores y maestros
curanderos del Programa Comunitario se reúnen todos los años en esta fecha
trayendo plantas frescas de sus lugares, para la preparación de medicinas para
los niños con capacidades proyectables.
Cuenta
don Antonio que, una vez, él venía desde San Isidro –en un bus– con su mochila
lleno de plantas. Pararon en la ciudad de San Marcos para almorzar y don
Antonio encargó su mochila al chofer, diciendo que lo cuide bien porque ahí
traía algo muy valioso.
Alguien
debe de haber escuchado este comentario porque, al regresar de almorzar, don
Antonio ya no halló su mochila. Seguramente el ladrón esperaba encontrar
dinero, joyas o un buen celular –cosas que para muchos son objetos de mucho valor–. Pero, para nosotros,
estas plantas valen mucho más que los bienes materiales: son la salud y la
fortaleza de nuestras comunidades, son la bondad de la tierra que asegura una
vida sana y contenta para todos.
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