A
fines de septiembre anduvimos en Catache, provincia de Santa Cruz. Ahí nos
encontramos con docentes, estudiantes, autoridades y padres de familia
interesados en conocer sobre nuestras Biblioetcas Rurales.
Los
participantes del encuentro –en la Institución educativa San Agustín de Catache–,
miraron, escucharon y hablaron: Fueron artífices de un momento en el cual las
sensibilidades brotaron y las proyecciones florecieron.
Cómo
olvidar las palabras de una autoridad comunal, cuando dijo que, en sus 72 años
de vida, nunca había oído una propuesta como la nuestra. O las palabras de uno
de los profesores jóvenes, al reconocer con gozo el hecho de ser campesino y enorgullecerse
con los referentes dignos y firmes de la tradición chacarera. Cómo olvidar la
mirada reflexiva y atenta de todos los participantes y las palabras de nuestro
compañero Alfredo diciendo que la lectura es un desarrollador de la mente, que
leer es un franco apasionamiento y que el libro es una fuente en la que podemos
vernos a nosotros mismos…
Los
participantes, como en comunión, tejieron con las palabras los posibles
encuentros, los posibles vínculos comunitarios y educativos; dejaron presta la
madeja de proyectos conjuntos donde los libros, las lecturas, los cuentos, las
tradiciones, el mundo andino y un futuro plan de lectura podrán abrir caminos
vibrantes y generosos por donde muy seguramente caminaremos juntos.
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