Cuando los bibliotecarios y coordinadores de la Red
de Bibliotecas Rurales llegan para la Asamblea General, todo es fiesta, alegría
y risa. Este 6, 7 y 8 de abril nuevamente celebramos uno de estos encuentros
llenos de amistad, franqueza, confianza y solidaridad: somos familia.
En el libro El
duende del laberinto, de Alfredo
Mires, publicado por la Red en el 2016, se encuentra este cuento:
El pan
Dios le
dijo al pan:
– ¡Multiplícate!
Y el pan le
respondió:
– Primero
multiplica la harina.
Dios
multiplicó la harina.
– Ahora
multiplica la levadura –dijo el pan. Dios multiplicó la levadura.
– Ahora
multiplica al hombre dispuesto a compartirme –remató el pan.
Dios se
puso a llorar.
Aquí, en nuestras asambleas, Dios no tiene que
llorar. Aquí compartimos lo que trae cada uno para la olla común. Pero también
compartimos las noticias de cada biblioteca, los logros y felicidades de los
lectores y las preocupaciones y desafíos de los bibliotecarios y coordinadores.
Nos une el aprecio por los otros y un espíritu de apoyo y protección invade el
ambiente.
Una vez, durante una cena de asamblea, observamos
conversando a dos de nuestros coordinadores: uno tenía una taza de café y el
otro estaba mojando su pan en el café del otro. Normal, como que todo es de
todos.
Aunque uno se puede sorprender o reír de tanta
familiaridad, ese es el espíritu de compartir en nuestras reuniones. La
familiaridad se vive y el cariño se siente. Y eso vale más que un “marco lógico”
o una “formación en liderazgo”.
Estamos contentos de ser como somos.
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