Las lecturas, los lectores y las
formas de leer en el campo siguen mostrándonos el dinamismo que habita en el
seno de la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca.
Tal como dice nuestro compañero
Alfredo Mires Ortiz: “La lectura
no es un ejercicio académico, no es para sacar una nota: la lectura es
despertar la capacidad de leer el mundo y, a través de esa lectura, leer los
libros”.
Unidas a las lecturas que los
campesinos cajamarquinos hacen de la naturaleza, están las lecturas que hacen
de los libros. Queremos resaltar a Fernando Alexis, de 11 años, de la provincia
de Chota, quien es uno de los más asiduos lectores de la biblioteca rural de su
comunidad.
Si la lectura, como nos enseña Alfredo,
“debe ser un apasionamiento
constante”, de ello
dan fe las bibliotecas rurales de las provincias de Hualgayoc y Cutervo que entre sus lectores
constantes se encuentran niñas, niños y jóvenes entre los 7 y los 18 años, y
también un buen número entre los 19 y 35 años.
La familia Cieza, en Hualgayoc, sobresale
por la cantidad de libros que solicitan y leen. Don Anaximandro
Velarde, bibliotecario de su comunidad, se distingue por ser un lector
incansable.
Por su parte, uno de los sectores de
la provincia de Contumazá, registra un importante número de lectores de 61 años
en adelante.
Estas
noticias nos alientan a seguir animando las prácticas de lectura en el campo;
gracias a nuestros bibliotecarios y coordinadores, hombres y mujeres, niñas,
jóvenes y adultos que impulsan el canje de los libros, los círculos de lectura
y la lectura ‘nutritiva’ que nos lleve a “leer
nuestra propia realidad, poner lo que sabemos al servicio de nuestra gente y
ser humildes”. La lectura “tiene que
ser una proclama de libertad, para crecer, para imaginarnos un mundo mejor”.
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