Las
familias comuneras pertenecientes a la Red de Bibliotecas Rurales beben de la
sabiduría de la cultura andina, cosmovisión que implica vivencia intrínseca y
sensitiva con la naturaleza. Por ello, la crianza y el cuidado de todo cuanto
hay son prácticas cotidianas en las comunidades del campo; se trata de una relación
afectiva con el mundo, es decir, los mundos: el de aquí, de adentro, el de
arriba, el de allá.
Esta
expansión del hábitat permite la actitud reverencial, ritual y de plena
conversación con los demás seres pues no sólo sabe la comunidad humana: saben las
plantas, las nubes, los apus, la misma chacra, las lagunas, los ríos, todas las
gentes de estos mundos que componen la cultura primordial andina.
Se
vive, se conversa y se aprende de la auténtica filiación con ella; la Pachamama está en todo cuanto existe, en
lo que vemos y no podemos ver, en lo que compartimos y apoyamos, porque todos
somos tierra, todos somos comunidad.
Así
que maltratar, explotar, ensuciar y contaminar la tierra es la afrenta más
grande que hacemos a la naturaleza.
Escuchar
las voces de la cultura andina nos permite volver a sincronizarnos con las
voces de los cultivos, el sonido y significado de los vientos y la lluvia, los
cantos que engendra la vida comunitaria, la vida sencilla y plena; la vida
diversa, plural y alegre de las gentes del campo.
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