septiembre 25, 2020

En el blog de San José II

Las Bibliotecas Rurales de Cajamarca
A la memoria de Fr. Gerardo Prince St. Onge, tan presente.
Los tiempos modernos solo dan la impresión de ser modernos y nos hacen creer que vivimos en el futuro. Pero las antiguas injusticias prevalecen; la iniquidad sigue ahí, aunque no queramos verla.
Hay palabras que por aquí andan de moda hace bastante tiempo: desarrollo, competitividad, éxito, emprendimiento, empoderamiento, aceleración, celebridad, etc. Y hay otras palabras cuyo uso va resultando anticuado: pobreza, hambre, explotación, amor, solidaridad, fraternidad, espíritu, etc.
Pero escondiendo las palabras no se liquidan las realidades. Porque pobres sigue habiendo y porque de hambre se sigue muriendo y porque amor sigue faltando. El dolor de los que sufren no se alivia tapándoles la boca ni volteándonos los ojos.
Y nunca como hoy –cuando la continuidad de la especie humana y la naturaleza están en riesgo– resulta más vergonzosa la competitividad o la celebridad, cuando lo que requiere el mundo es mancomunidad.
Por eso seguimos caminando con nuestras Bibliotecas Rurales de Cajamarca, porque los libros también pueden ser el pan que nutre nuestros recuerdos y nuestros anhelos; redescubrir las palabras y escribirnos con la tierra es una forma de construir el mañana sin tener que tropezar tantas veces con la misma piedra.
Leer es decantar y discernir, atraer el mundo y proyectarse al mundo. Y en eso andamos ya hace 50 años, tratando de comprender y desaprender. No es un camino vacío: somos una organización independiente y no nos guía una ideología ni nos mueve una recompensa. Somos comunidad, somos familia. Somos hijos de la memoria marginada y de la historia despreciada y de los sueños perseguidos. Y aprendemos de los más humildes, desde la prodigiosa presencia de aquellos a los que la sociedad no valora y no toma en cuenta.
Alfredo Mires Ortiz

No hay comentarios: