Hace unos días
recibimos fotos de La Providencia (en Sócota, Cutervo): había una yunta de
toros y un burrito, animales ya grandes, mansos y hermosos.
Igor Irigoín, quien
nos envió las fotos, ha sido coordinador del Programa Comunitario hace algunos
años. En este entonces acompañó a Rosabel, una niña con parálisis cerebral
infantil y, gracias al empeño de Igor y a la esmerada dedicación de la familia,
Rosabel progresó mucho, tanto en su motricidad como en su desarrollo emocional,
intelectual y personal.
Los recuerdos son
gratos –para nosotros y para la familia. La naturalidad de la mamá, la
dedicación del padre, la espontaneidad de Rosabel, la compañía de los hermanos,
siempre están presentes en nuestra memoria.
Como parte de su
rehabilitación y con la ayuda de amigos en Alemania, logramos conseguir un
burrito para Rosabel. Eso era necesario para que ella pudiera movilizarse porque,
caminar, hasta ahora le es difícil.
Cuando Rosabel creció,
el Programa Comunitario aplicó, como propuesta de rehabilitación, el conseguir
un torito para que Rosabel criara, cuidara, y aumentara.
En la tradición
andina, la adquisición de animales que quedan al cuidado de los niños y van aumentando,
forma parte de la educación cotidiana y conducen también a una independencia
económica.
Y así es: la yunta de
toros en la foto que nos envió Igor, es el fruto de la crianza de Rosabel y
constituye parte de su sustento personal y familiar.
Pero, sobre todo, es
un ejemplo de las enseñanzas y la sabiduría del campo.
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