Como
hilos de luz llegaron hasta Colombia los abrazos, las ofrendas, las
bendiciones, los buenos deseos, las peticiones por la vida y el cese al fuego,
la solidaridad, el acompañamiento.
En
los días aciagos que hemos vivido y seguimos viviendo, son ustedes –hermanos y hermanas
bibliotecarias de la Red–
quienes una vez más nos muestran que la Red de Bibliotecas Rurales se extiende
a lo largo y a lo ancho del mundo, del planeta, desde y hacia todos los hemisferios,
hasta las constelaciones.
Infinitas
gracias por la presencia y la voz, por la fuerza y la esperanza.
Nathalia,
Voluntaria colombiana
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