- Los relatos orales
desarrollan nuestra salud, ayudan a nuestro ánimo. Porque las enfermedades
físicas son peores si tenemos el ánimo bajo. El ánimo es vital y los cuentos
son un alimento extraordinario del alma, del bienestar.
- Los cuentos nacidos en
nuestra tierra, si nos son contados por alguien, nos está dando un regalo. Con
ello estamos afianzando, soldando la unidad que debemos tener como familia.
Quien nos relata un cuento da una fortuna a nuestra alma.
- Los cuentos mejoran la
comunicación y a la vez permiten que nos afinquemos al lugar de donde venimos,
ahí está nuestro encanto, nuestro pachaque (querencia).
- De punta a punta, esta
tierra es riquísima en cuentos, en experiencias de vida e imaginación, en
inventar mundos sobre la base de nuestro mundo. Cuando recogemos los cuentos
estamos recobrando la salud de las comunidades. La fuerza para sembrar y la
alegría de cosechar.
- Los cuentos han sobrevivido
por el empeño honorable de nuestros mayorcitos. Al recoger los cuentos estamos
honrando la memoria de nuestros abuelos y abuelas: volver a sostener las
razones de su lucha. Al recuperar los saberes estamos recuperando la tierra
donde han nacido, la tierra que los ha fecundado.
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