A principios de noviembre
–cuando no había tantos casos nuevos de coronavirus aquí– tuvimos la primera
reunión presencial con los coordinadores del Programa Comunitario para el
acompañamiento de niños con capacidades proyectables, después de casi dos años.
El Programa Comunitario
en este momento cuenta con nueve coordinadores campesinos; dos de ellos no
podían asistir a esta reunión y, como éramos tan poquitos y todos estamos
vacunados, pudimos reunirnos en el Hatun Wasi, el gran salón de Bibliotecas Rurales,
con las ventanas y puertas abiertas. También habíamos trasladado el comedor al
espacio abierto del garaje para poder estar más cómodos y seguros durante las
comidas.
Fue un encuentro realmente
conmovedor, con sentimientos profundos y enriquecedor al mismo tiempo. Poder
hablar directamente, vernos y compartir nuevamente nos ha hecho muy bien a
todos.
Recibimos e
intercambiamos muchas experiencias, nos pusimos al día con los logros y avances
del proyecto y de los niños y constatamos la importancia del trabajo de
nuestros voluntarios: sin el Programa Comunitario, los niños con discapacidad
en las comunidades campesinas habrían sido abandonados durante toda la
pandemia.
¡Gracias a este equipo
de personas realmente grandes!
Gracias por su
presencia, su trabajo voluntario continuo, su dedicación y cariño con los niños
y las familias del Programa.
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