Cuando escuchamos la palabra “asamblea”, posiblemente viene a nuestra mente, el recuerdo de una larga, tediosa y cansada reunión, como esas que muchas veces tuvimos en la escuela de nuestros hijos… o tenemos, todavía.
Felizmente, en la Red de Bibliotecas Rurales, este concepto es totalmente distinto, pues se trata de una instancia de “gobierno” y toma de decisiones, con representantes de las comunidades donde están las bibliotecas.
Empezamos cada Asamblea pidiendo permiso y la bendición de nuestra tierrita, de los Apus y de nuestros difuntos. A ellos encargamos el éxito de nuestras actividades y el cuidado de nuestras familias que se quedan en casa. Buscamos diferentes maneras de repasar la historia de nuestra Red y los valores que debe mostrar un voluntario, porque de cuando en cuando es necesario recordar nuestros inicios y nuestra razón de ser. También leemos juntos y evaluamos cómo vamos en el ejercicio de leer para comprender lo que leemos, para opinar y discernir.
Participamos en la fiesta del canje de libros. Disfrutamos juntos los momentos de las comidas, reímos con cada ocurrencia y recuerdo. Hacemos la oración recordando a quienes ya se fueron y nos dejaron todo este legado, especialmente nuestro querido Alfredo, a él le pedimos que nos siga guiando por el camino que hace años nos mostró.
Y nos damos un momento para repasar las tareas realizadas y las tareas pendientes. Buscamos juntos la solución a algunas dificultades que nos comprometimos a solucionar en el tiempo que nos vemos porque estamos en nuestras comunidades.
Los días pasan rápido y llega el momento de la despedida. Todos volvemos a nuestras casas y a las comunidades, con nuevos libros y el encargo de insistir en que las personas lean, “porque somos tercos”, como decía Alfredo.
Así es una Asamblea General en la Red de Bibliotecas Rurales.
Este año, nos preparamos ya para lo que ha de venir porque en abril tendremos nuestra primera Asamblea.
Felizmente, en la Red de Bibliotecas Rurales, este concepto es totalmente distinto, pues se trata de una instancia de “gobierno” y toma de decisiones, con representantes de las comunidades donde están las bibliotecas.
Empezamos cada Asamblea pidiendo permiso y la bendición de nuestra tierrita, de los Apus y de nuestros difuntos. A ellos encargamos el éxito de nuestras actividades y el cuidado de nuestras familias que se quedan en casa. Buscamos diferentes maneras de repasar la historia de nuestra Red y los valores que debe mostrar un voluntario, porque de cuando en cuando es necesario recordar nuestros inicios y nuestra razón de ser. También leemos juntos y evaluamos cómo vamos en el ejercicio de leer para comprender lo que leemos, para opinar y discernir.
Participamos en la fiesta del canje de libros. Disfrutamos juntos los momentos de las comidas, reímos con cada ocurrencia y recuerdo. Hacemos la oración recordando a quienes ya se fueron y nos dejaron todo este legado, especialmente nuestro querido Alfredo, a él le pedimos que nos siga guiando por el camino que hace años nos mostró.
Y nos damos un momento para repasar las tareas realizadas y las tareas pendientes. Buscamos juntos la solución a algunas dificultades que nos comprometimos a solucionar en el tiempo que nos vemos porque estamos en nuestras comunidades.
Los días pasan rápido y llega el momento de la despedida. Todos volvemos a nuestras casas y a las comunidades, con nuevos libros y el encargo de insistir en que las personas lean, “porque somos tercos”, como decía Alfredo.
Así es una Asamblea General en la Red de Bibliotecas Rurales.
Este año, nos preparamos ya para lo que ha de venir porque en abril tendremos nuestra primera Asamblea.
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