Parece que el Ñaupa tiene mucho que ver con el felino mítico andino. Así nos cuenta Alfredo Mires:
Los mitos de origen en el mundo andino remarcan la presencia del felino mítico como “principio del linaje”. El rol simbólico del jaguar y el puma resulta fundamental, asociado además al rayo y a la personificación de los “fenómenos naturales” (…)
De cualquier modo, mirando imágenes de pumas o jaguares, no es difícil pensar que el personaje de la iconografía en cuestión coincide con el felino mítico. Aunque siempre serán suposiciones, la coincidencia de ojos, “sonrisa” y orejas pueden dar pie al personaje representado.
Es obvio que, aun siendo el puma, el personaje se halla –por lo general–, humanizado, lo cual ratificaría la filiación y la unidad entre naturaleza, comunidad humana, tiempo y deidades en el basamento religioso-cultural de los andes.
Si siguiéramos la curvatura de una de las callanas podríamos deducir la cantidad de imágenes que habría contenido el plato original: serían 24 personajes que, con sus pares, devendría en 48, el número 'perfecto' de los yach'aq (sabios, maestros o 'brujos'). Al hallar tantas callanas en los espacios rituales, la pregunta es si los platos y cuencos no habrían contenido ofrendas de aplacamiento para los felinos (práctica –que aún hoy se observa en el campo– para evitar la agresión de las especies).
Alfredo Mires en: El Ñaupa
Los mitos de origen en el mundo andino remarcan la presencia del felino mítico como “principio del linaje”. El rol simbólico del jaguar y el puma resulta fundamental, asociado además al rayo y a la personificación de los “fenómenos naturales” (…)
De cualquier modo, mirando imágenes de pumas o jaguares, no es difícil pensar que el personaje de la iconografía en cuestión coincide con el felino mítico. Aunque siempre serán suposiciones, la coincidencia de ojos, “sonrisa” y orejas pueden dar pie al personaje representado.
Es obvio que, aun siendo el puma, el personaje se halla –por lo general–, humanizado, lo cual ratificaría la filiación y la unidad entre naturaleza, comunidad humana, tiempo y deidades en el basamento religioso-cultural de los andes.
Si siguiéramos la curvatura de una de las callanas podríamos deducir la cantidad de imágenes que habría contenido el plato original: serían 24 personajes que, con sus pares, devendría en 48, el número 'perfecto' de los yach'aq (sabios, maestros o 'brujos'). Al hallar tantas callanas en los espacios rituales, la pregunta es si los platos y cuencos no habrían contenido ofrendas de aplacamiento para los felinos (práctica –que aún hoy se observa en el campo– para evitar la agresión de las especies).
Alfredo Mires en: El Ñaupa
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