Este pequeño libro es grande, es grandioso. En sus escasas 30 páginas logra sintetizar toda una “cosmovivencia”, una ontología relacional centrada en un profundo y hermoso ritual que, de paso, invitamos a todas las personas incorporarlo en sus hábitos sagrados pues se trata “de una ceremonia muy antigua para rendir nuestro afecto a la tierra, a los apus o montañas sagradas y a nuestros difuntos” porque “el mundo es un santuario” y no podemos olvidar qué somos, en dónde estamos, qué defendemos y a dónde volvemos.
abril 16, 2024
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