Este 17 de marzo hubo tormenta grande en Cajamarca. No sólo llovió de bruces y a cántaros, sino que el aguacerito cayó de costado, de manera que entró por ventanas y puertas sin descanso.
Y los rayos, truenos y relámpagos se lucieron. Uno de ellos quemó algunas de nuestras máquinas.
Así que hemos estado recordando lo que nos contaban nuestros mayores(y que publicamos en nuestro libro “Todos los tiempos”).
Dice Fernando Godoy, de Magdalena:
El diablo es desobediente. Cuando el cielo se nubla y el aguacero cae por la bendición de Dios, el diablo aburrido y mojado no sabe dónde meterse.
Y como no tiene dónde, aprovecha la oscuridad de la niebla para esconderse; pero Dios no lo consiente, coge su caballo blanco y juete en la mano lo corre a juetazos al diablo. Cada juetazo que cae en su cuerpo truena y saca luces, saca chispas.
Dice José Isabel Ayay, de Chilimpampa:
Dicen que hay un señor que se llama San Felipe. Dicen que él está agarrado de una escopeta, y cuando San Pedro comienza a mandar el granizo, el San Felipe está diciendo: "¿Ónde están los diablos, ónde están los diablos?" Porque los diablos tienen frío y corren a esconderse.
Cuando el San Felipe lo ve a un diablo, dicen que pues manda un balazo. Por eso es el trueno, dice, el rayo. Así me contaba mi abuelita.
A los diablos le dan, dice. Los diablos dicen que se esconden al pie de uno, de una persona, y entonces al dar su balazo al diablo, dicen que tira a una persona.
Dice Javier Huamán L., de El Enterador:
Bueno también dicen que hay San Martín y otro es San Francisco, que echan bala de un sitio a otro, al enemigo. Por eso hay truenos que se producen al sur, y hay otros que protegen al otro lao, al norte. Cuando solamente refleja la luz, nosotros le llamamos centella o relámpago, y decimos "Está lloviendo en otros sitios, a nuestro sitio no va a llover luego, va a demorar la lluvia".
Una buena oración para que no nos mate el trueno es:
Santa Bárbara doncella,
líbranos de esta centella.
Dice Alfonso Rodríguez, de El Auque:
Todos dicen que hay truenos. La centella que se ve es Diosito que está sentao echando su bolo y prende su cigarro. Ahí centella dicen.
Cuando oyen sonar ¡Talán, talalalán talalalán! es que Dios lo manda a San Pablo que corre arrastrau un pellejo por sobre de las piedras, arriba en el cielo.
Varios dicen "¡Viene la bala, viene la bala, nos quema!”
¡Claro, cómo no va a quemar si es el pucho de los cigarros!
Y los rayos, truenos y relámpagos se lucieron. Uno de ellos quemó algunas de nuestras máquinas.
Así que hemos estado recordando lo que nos contaban nuestros mayores(y que publicamos en nuestro libro “Todos los tiempos”).
Dice Fernando Godoy, de Magdalena:
El diablo es desobediente. Cuando el cielo se nubla y el aguacero cae por la bendición de Dios, el diablo aburrido y mojado no sabe dónde meterse.
Y como no tiene dónde, aprovecha la oscuridad de la niebla para esconderse; pero Dios no lo consiente, coge su caballo blanco y juete en la mano lo corre a juetazos al diablo. Cada juetazo que cae en su cuerpo truena y saca luces, saca chispas.
Dice José Isabel Ayay, de Chilimpampa:
Dicen que hay un señor que se llama San Felipe. Dicen que él está agarrado de una escopeta, y cuando San Pedro comienza a mandar el granizo, el San Felipe está diciendo: "¿Ónde están los diablos, ónde están los diablos?" Porque los diablos tienen frío y corren a esconderse.
Cuando el San Felipe lo ve a un diablo, dicen que pues manda un balazo. Por eso es el trueno, dice, el rayo. Así me contaba mi abuelita.
A los diablos le dan, dice. Los diablos dicen que se esconden al pie de uno, de una persona, y entonces al dar su balazo al diablo, dicen que tira a una persona.
Dice Javier Huamán L., de El Enterador:
Bueno también dicen que hay San Martín y otro es San Francisco, que echan bala de un sitio a otro, al enemigo. Por eso hay truenos que se producen al sur, y hay otros que protegen al otro lao, al norte. Cuando solamente refleja la luz, nosotros le llamamos centella o relámpago, y decimos "Está lloviendo en otros sitios, a nuestro sitio no va a llover luego, va a demorar la lluvia".
Una buena oración para que no nos mate el trueno es:
Santa Bárbara doncella,
líbranos de esta centella.
Dice Alfonso Rodríguez, de El Auque:
Todos dicen que hay truenos. La centella que se ve es Diosito que está sentao echando su bolo y prende su cigarro. Ahí centella dicen.
Cuando oyen sonar ¡Talán, talalalán talalalán! es que Dios lo manda a San Pablo que corre arrastrau un pellejo por sobre de las piedras, arriba en el cielo.
Varios dicen "¡Viene la bala, viene la bala, nos quema!”
¡Claro, cómo no va a quemar si es el pucho de los cigarros!
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