Y hablando de los rayos, el escritor uruguayo Eduardo Galeano escribió algo sobre los andares y aprenderes de nuestro compañero Alfredo.
El texto puede hallarse íntegro en “Bocas del tiempo”, página 97, Ediciones del chanchito, Montevideo, 2004, libro además completamente ilustrado con iconografía de Cajamarca:
Naturaleza viva
Alfredo Mires rescata las tradiciones de Cajamarca.
Hace años, cuando Alfredo estaba empezando a recoger la memoria de las costumbres y los tiempos, los campesinos le propusieron algunos temas de trabajo:
el eclipse,
la lluvia,
la inundación,
la niebla,
la helada,
el ventarrón,
el remolino.
Alfredo asintió:
– Ah, sí –dijo–. Fenómenos naturales.
Nadie respondió. De callada manera, le estaban diciendo que tal cosa no existe en Cajamarca.
Con el tiempo, Alfredo aprendió.
Aprendió que el eclipse ocurre porque el sol y la luna son una pareja que se lleva mal, sol de fuego, luna de agua, y cuando se encuentran, se pelean, y el sol quema a la luna o la luna moja al sol y lo apaga por un rato;
y aprendió que la lluvia es hermana de los ríos;
que por los ríos corre la sangre de la tierra, y hay inundación cuando la sangre se derrama;
que la niebla se mata de la risa burlando a los caminantes;
que la helada es tuerta, y por eso quema los cultivos por un solo lado;
que el ventarrón se relame comiéndose las semillas sembradas en luna verde
y que el remolino da vueltas porque tiene un solo pie.
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