A principios de
octubre tuvimos la suerte de poder viajar a la comunidad de Santa Ana, en la
Provincia de Contumazá. Fuimos por el Programa Comunitario y visitamos –con don
Marciano Amaya, nuestro coordinador en esta zona–, a varios niños con
capacidades proyectables.
Encontramos amigos de
antaño, niños y adultos, estudiantes y chacareros, todos siempre con este ánimo
que brota del lugar, todos muy amables y dadivosos, alegres y alentadores.
Parece como si el constante sol de la zona también lo llevaran por dentro y lo
comparten con sincero respeto y cariño con nosotros. Sí, ir a Santa Ana –a
pesar de los francos riesgos de la ruta– da gusto y reconforta.
Por diversos motivos
no habíamos podido regresar a este lugar desde que falleció Gabicita, hace ya
más de un año. No pudimos estar directamente con la familia en estos tiempos
duros y no habíamos podido llevarle nuestros saludos ni flores a la tumba de
esta niña extraordinaria que significa tanto para nosotros y nuestro trabajo.
Pero en esta ocasión
pudimos ir con doña Asunción, su abuelita, y don Marciano. Caminamos en medio
de las chacras de uvas y las últimas casitas del pueblo hasta llegar al cerro,
donde está el cementerio.
Mientras caminábamos pensamos
mucho en Gabicita, en cómo habría sido ese último camino con su familia, hace
ya meses. Y lloramos en su tumba, acariciando la tierrita que la protege y
rezando juntos, sabiendo que también está bien donde está ahora.
Doña Asunción nos
explicó que Gabi está enterrada a lado de su bisabuelo. Pero mientras que la
cruz del bisabuelo señala hacia donde se oculta el sol, la de Gaby señala hacia
donde sale. Es así porque ella era un angelito.
Para nosotros sigue
siendo un angelito, uno que nos enseñó mucho, nos hizo ver tanto y nos abrió
los ojos y el corazón en muchas ocasiones. Y desde donde está, nos seguirá
acompañando y enseñando para siempre.
Gracias, Gabicita
Rumi
y Rita
1 comentario:
Quiero compartir con todos los comuneros las palabras que David me escribió sobre los niños con capacidades proyectables. Va por Gabicita y su familia. Un abrazo cordial para todos.
__________________________
"Este fin de semana hemos tenido un encuentro acá en el local de bibliotecas con 15 comuneros que trabajan en sus comunidades con niños discapacitados (con capacidades proyectables, dicen acá) coordinado por Rita, que lleva muchos años en el asunto. Además de para conocer a muchos de los coordinadores de Bibliotecas en el área rural -todos de quitarse el sombrero- me ha servido para descubrir un mundo que desconocía por completo. Admirable cómo trabajan todos, de voluntarios, por supuesto, con los "Juanitos", como les llaman, regalando con alegría, valentía e integridad el poco tiempo libre que tienen después de la agotadora jornada de trabajo, para ayudar a que la jodidísima existencia que viven esos muchachos sea un poquito más llevadera, acudiendo a jornadas de capacitación para poder avanzar en las terapias, trabajando también con las familias de los chiquillos... en fin, que no he podido evitar que se me escapase una lagrimilla de emoción al compartir con ellos estos días, aprendiendo toneladas de su fuerza y su generosidad y descubriendo lo maravillosa que puede llegar a ser la gente. Desde que estoy acá estoy volviendo a creer en el ser humano...".
Publicar un comentario