Soy
José Antonio Vílchez Chávez, de la comunidad San Isidro, en el distrito de José
Sabogal, provincia de San Marcos, en Cajamarca, Perú.
Para
mí la lectura significa un refresco de la mente. Por decir: después de un
trabajo, después del cansancio de la chacra, agarrando el libro uno se distrae.
Bueno, según el libro que leamos…
Siempre
la lectura es un refresco: nos despeja de las preocupaciones en que estamos metidos.
Por
eso, la presencia de nuestras Bibliotecas Rurales es un logro.
Yo
más antes tomaba y eray discutidor con mis amigos, pero cuando llegué a Bibliotecas
Rurales, me formé, me autoeduqué con todos: ahora yo puedo autoeducar a otras
personas, en colectivo.
Cuando
mi comunidad dijo “Antonio, has cambiado
mucho”, entonces yo comencé más a formarme así. Y no era el único: todos
mis compañeros en este camino, y personas de diferentes naciones, de todo el
mundo, compartiendo y formándonos. Eso ya fue un ejemplo que podíamos compartir
en la comunidad.
Mi
rol en la comunidad es mostrar que soy amante a la lectura. Porque si no somos
amantes a la lectura no podemos desafiar a nadie, no podemos ni presentar un
libro ni explicar el tema de un libro.
Por
eso mi mejor desafío es seguir leyendo y seguir compartiendo con los niños, con
la gente joven. Aunque ya los adultos casi no quieren leer: será por
situaciones de los celulares o por la televisión que ya están en otras cosas,
ya ven otras cosas de distracción y han dejado la lectura de lado. Pero tenemos
ánimo de seguir cultivando la lectura.
2 comentarios:
Qué belleza, qué entereza, qué contundencia.
Un abrazo muy grande,
Javier Naranjo
Subrayo una idea de las muchas estupendas que escribe José Antonio: el rol de los bibliotecarios y demás usuarios de nuestras bibliotecas rurales es MOSTRAR QUE SOMOS AMANTES DE LA LECTURA. Sí, sintámonos orgullosos de ser lectores, leamos delante de los demás, tanto de nuestras y nuestros compañeros comuneros como de otros miembros de nuestro entorno que no están en principio tan cercanos a nuestro proyecto.
La mejor manera de "contagiar" nuestra pasión por la lectura no es "hablando" de ella sino dando ejemplo del gozo y el beneficio que los libros nos provocan. Leamos delante de los demás, junto a ellos y ellas, démosles de leer y permitámosles que nos lean a nosotros, así, siempre amorosamente, con el mismo compromiso y humildad con que lo hacen bibliotecarios como José Antonio.
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