Hace
un tiempo, Lizeth Andrea Aristizábal Amaya –estudiante colombiana de
bibliotecología en la Universidad de Antioquia–, supo de Bibliotecas Rurales.
Entonces nos escribió para preguntar las posibilidades de venir.
Ahora
Lizeth está aquí, con nosotros, integrada a las tareas de la Enciclopedia
Campesina.
“Hay espacios muy precisos –nos dice– para existir en plenitud: Cajamarca, con su gente laboriosa y amable,
sus montañas sagradas y su preciosa cultura, es sin lugar a duda uno de ellos.
A este lugar llegué a inicios de julio; llegué cargada de alegría pues al fin
compartiría y aprendería de quienes con su sabia y generosa labor dan vida a la
Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca, una familia bibliotecaria que
transforma vidas y que se transforma y crece a partir de esas vidas.
Es poco el tiempo que tengo en este
lugar, pero perdurará en mi la alegría de haber conocido a los bibliotecarios
de la Red y de inspirarme con su humildad y su trabajo que es guiado por el
amor. Perdurará también el recuerdo de Alfredo y su familia: ellos, a través de
su trabajo y de su fuerza interna, me han enseñado el valor de creer en los
demás; me han enseñado que juntos somos más fuertes y que uno más uno es uno. A
cada uno de ellos me los llevaré en el corazón.
Cajamarca y su gente me han dado un
regalo eterno pues en este lugar volví a creer en la magia; en este lugar
aprendí de la mano de Alfredo la importancia de vivir intensamente la
solidaridad…”La vida es un ratico”, me dijo mientras subíamos al Apu Qayaqpuma”.
Gracias,
Lizeth. ¡Qué grato sabernos juntos en este andar que siempre empieza!
¡Bienvenida
a la comunidad!
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