A
mediados del mes de febrero, los coordinadores del Programa Comunitario
llegaron por primera vez, en este año, a Cajamarca para un encuentro de
capacitación.
La
formación y exigencia en este espacio son amplias, ya que de los conocimientos
y habilidades de nuestros coordinadores dependen los logros, avances,
aprendizajes y posibilidades para que muchos niños con discapacidad estén
mejor: su salud, de alguna manera, también está en nuestras manos.
En
este momento hay sólo ocho coordinadores comprometidos en esta tarea. Hombres y
mujeres del campo ofrecen su tiempo, dedicación y valentía para acompañar a los
niños y niñas con discapacidad: un equipo fuerte, decidido y valioso que se
reúne para este propósito.
Capacitarse
entre ellos es muy grato. Aprendemos el uno del otro, con muchas prácticas,
juegos y diversión, porque esa es la mejor manera de acompañar a los niños.
Sólo así, con espíritu de niño logramos esta relación que es necesaria para
sanarnos.
Por
eso, aprender a jugar es una de las
consignas del Programa Comunitario. Y nuestros coordinadores lo hacen entre
risas, esfuerzos y cariño.
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