diciembre 22, 2023

diciembre 04, 2023

La viuda que fue feliz

En una casa vivían
una viuda y sus hijitos
y solo Dios sabe cómo
sufrían los pobrecitos.

Un día llegó un viejito
todo rotoso y hambriento
“Tal vez tuviera pa mi hambre
Un poco de su alimento”:

“Nada tengo –le dijo ella–
aunque una gallina queda:
ahorita se la preparo
y haré todo lo que pueda”.

El viejito agradecido
le dijo que al prepararla
no bote las plumitas
sino que vaya a enterrarlas.

Después de comer le dijo
en tono de despedida
“Dios te ha de ayudar, hijita,
Por ser tan compadecida”.

Al otro día a montones
los gallos amanecieron:
las plumas que había enterrao
en aves se convirtieron.

Por la mañana, te digo,
montón de gallos cantaron:
las plumas que había enterrao
en aves se transformaron.

Desde entonces la familia
más hambre ya no pasaba:
seguro que fue Diosito
que esos tiempos andaba.

Alfredo Mires
“Resuellos”

Entre conexiones y saberes

Una mañana, no recuerdo bien, si soleada o lluviosa, me disponía a atender una visita de la cual fui notificada la noche anterior. Se trataba de una profesora de la Escuela de Bibliotecología, que estaba muy interesada en conocer la sala infantil, las actividades de fomento a la lectura. Me dijeron: “diles el acostumbrado discurso, no te preocupes”. Pero esa visita no fue para nada lo acostumbrado, porque la recordaré por mucho tiempo.
Recibí entonces, no a una, sino a dos mujeres muy entusiastas, que al conocer la sala no les importó sentarse en la incómoda bebeteca. Ellas se presentaron con una sonrisa y una expresión de alegría en sus ojos, lo cual me llenó de orgullo y satisfacción por la labor que realizo. Así comencé la conversación, comentando las actividades que se tenían, pero mientras yo hablaba, Rita acompañaba cada palabra con emoción, asombro y entusiasmo, se notaba su amor por el trabajo bibliotecario.
Las preguntas abundaron, querían saber más de cada actividad, demostrando un interés inusual, así que las explicaciones fueron más profundas para resolver todas las inquietudes, ya que no contábamos con muchas oportunidades de repetir la visita. Ahí fue cuando, en medio del intercambio de saberes, me preguntaron, “¿estás dispuesta a explicar todo de nuevo, a los bibliotecarios de la Red?” A lo cual respondí: ·Sí, claro que sí.” 
Yo encantada de hablar de lo que me gusta.
Nathalia y Rita, a las que a partir de ese día llamaría “mis amigas de Perú”, habían llamado mi atención, no solo por ser amables, lindas y sonrientes, sino por ese compromiso que se les notó con su trabajo en las bibliotecas, ese interés por compartir y aprender sobre promoción de la lectura en niños; interés que comparto con ellas, así que intercambiamos números telefónicos y las despedí dos horas después; el tiempo vuela cuando uno habla con amigos.
Se creó una conexión especial: estuvimos intercambiando mensajes de saludos por algún tiempo, pero un domingo en la tarde recibí de manera formal, la solicitud de realizar la capacitación prometida en aquella visita. Me dije a mí misma: “Ya me llegó la hora de preparar algo más estructurado y completo”, pues sería para los encargados de las bibliotecas rurales y me enviaron un enlace para que conociera a quienes iba dirigida la exposición. Les confieso, me sentí feliz, pero con miedo de no ser lo que ellos esperaban. Mis amigos bibliotecarios vieron mi presentación y me dieron ánimo, así gané confianza y preparé todo para ese día, pero tampoco fue como lo imaginé.
La conexión, no de internet, si no entre el público y yo, al principio se dio tímidamente, para variar, hablé hasta por los codos, me reí por los nervios y sentía mi corazón salirse por la boca tras el silencio del otro lado. Pero al comenzar la sesión de preguntas, entendí que todo lo entregado, había llegado a sus destinatarios, que el conocimiento había sido recibido con más agrado del esperado, se forjó en mí esa noche, un profundo respeto por la labor que hacen día a día los encargados de las bibliotecas en cada rincón de Cajamarca. Su labor no solo constituye custodiar una colección de libros, sino impartir el amor por sus raíces, sus costumbres y que su misión no solo es bibliotecaria; ellos quieren preservar todo esto, no solo en los libros, sino también en los corazones de quienes los habitan, para que sean estos replicadores en el mundo de la cultura de su región.
Ahora en mi corazón hay un espacio reservado para la Red de Bibliotecas de Cajamarca, Perú, que se ganaron mi amor y admiración, con su interés por conocer la promoción de lectura, para aplicarla en su comunidad y lograr que las futuras generaciones se sientan orgullosas de lo que son y lo que hacen en el campo.
Solo me resta decir GRACIAS por hacerme parte de su trabajo, y espero que podamos volver a compartir más saberes en el futuro.
Su amiga de Medellín,
Leidy Yohana Vélez Santa. 
Profesional en Ciencias de la Información, Documentación, Bibliotecología y Archivística.

Leyendo en Shaullo

Cada dos años recibimos la visita de los miembros de la Junta Directiva de Heart Links – Lazos de corazón de Canadá, gente solidaria, pero en primer lugar amigos interesados en los caminos y andares de la Red.
Este año habían venido cuatro amigas de Heart Links. Con ellas fuimos el día 12 de noviembre a la Biblioteca Rural en Shaullo Chico, a las faldas del apu Qayaqpuma. Ahí se habían reunidos, desde temprano, los amigos de la Asociación Cultural APU para enseñar a los niños de la comunidad a preparar los tradicionales bollos, muñecas y adornos hecho con masa de pan, típicos en Cajamarca en el mes de noviembre.
En la tarde nos reunimos en la Biblioteca del lugar. Rumi Mires nos deleitó con un cuento de los hermanos Grimm, uno de esos medio largos y complicados, El Rey Sapo y Enrique, el férreo.
Los niños nos sorprendieron con su extraordinaria capacidad de comprender este texto complicado, con su buena memoria y sus habilidades para volver a contarnos después el mismo cuento en sus propias palabras. Luego nos pusimos a elaborar nuestros sapitos saltarines en origami; algunos lograron saltar con mucha agilidad al pozo de piedras y una tela que habíamos “construido” en el piso de la biblioteca.
Para terminar esta linda tarde, los niños compartieron con nosotros sus bollos en una joijona.
Gracias a todos los que han hecho posible esta hermosa actividad.

Lectura en Contumazá

Contumazá: la tierra de los intelectuales y del buen trigo.
Así, uno puede leer al entrar a esta capital de distrito tan bonita, tan tranquila, tan tradicional. Aquí, la gente aún saluda, trata con amabilidad al forastero y las casas, en su mayoría, tienen este encanto de antaño. 
Fuimos a Contumazá el 16 de noviembre, día del Aquí estamos, del conmemorar la captura del Inca Atahualpa en lo que ahora es la Plaza de Armas de Cajamarca…y todo lo que vino después. Fuimos, para participar en un Encuentro de lectura que había organizado nuestro compañero y coordinador Ramiro Yglesias. 
Cuando llegamos al lugar de la reunión, encontramos a muchos estudiantes con sus profesores, cada uno con un libro nuestro en la mano, sacado de las distintas Bibliotecas Rurales en Instituciones Educativas (BRIE) que tenemos en la zona. Después de una breve introducción nos ofrecieron un momento para conversar sobre Bibliotecas Rurales y luego empezó el evento. Toda la mañana los estudiantes nos deleitaron con cuentos, partes de ensayos, textos de diferentes libros nuestros, poesías, creaciones propias y también algunos cantos referentes a los libros y la lectura. Fue una verdadera fiesta.
Después de un rico almuerzo nos sentamos nuevamente a evaluar este encuentro de lectura. El pedido de los estudiantes fue muy claro: queremos más eventos así. De manera que nos quedamos con la promesa de seguir organizando otros encuentros de lectura en los próximos años. Un compromiso muy bello.
Gracias, Contumazá.

Fragmentos de Alfredo que conocí

Es inevitable pensar en Alfredo, ahora que se ha cumplido un año, desde que comenzó un nuevo andar por mundos desconocidos, cuando lo evoco siempre se me dibuja un caminante, una montaña y una sonrisa, creo sinceramente que, no hay otra manera de recordarlo.
Muchas veces compartimos un buen café, conversábamos de la vida, de los libros, pero sobre todo hablábamos de la permanencia de la chacra y del campesino, a través de su voz, pude redescubrir las raíces olvidadas, aquel “Ayllu” del que me hablaba, que todo dice, y que todo vive.
Con Alfredo planeamos algunos viajes e incursiones a la montaña para dejarles nuestros respetos, solo pudimos subir al majestuoso “Qayaqpuma” pero para mí significo una enseñanza eterna y es que, quitando todas formas de Alfredo que conocí, esencialmente era un maestro de corazón y del corazón, siempre recuerdo aquella vez que me dijo que: “Todo va estar bien” y en verdad fue así, esta es mejor lección de vida que me dejo, con todos sus significado y significantes.
Finalmente comparto en estas líneas, algo de verdad mágico a mi sentir, desde que Alfredo comenzó este nuevo andar, he tenido algunos encuentros o como bien decía Alfredo algunos “Tinku”: primero conociendo a su cálida familia, después a sus entrañables amigos, mágicas bibliotecas, fieles bibliotecarios e imponentes lugares. 
Tal es el destino o talvez la ensoñación del Ñaupa que, en cada encuentro, según mis sentires, se encuentra eternizado algún fragmento de mi querido Alfredo.  
Mauricio Pérez

Donaciones de libros

En referencia al espacio donde los coordinadores intercambian los libros que son llevados a las bibliotecas en las comunidades, nuestro compañero Alfredo decía: “el Centro de Canje es el corazón de Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca”. Y no hay verdad más absoluta. Los libros son las venas que llevan el conocimiento ancestral de la tradición oral cajamarquina, recopilado a través del tiempo. Este conocimiento es el que la Red pública en tomos, fascículos y series para nutrir y alimentar diariamente nuestra mente y nuestra cultura.
El libro es un integrante más en la familia, tal como lo son las personas, los animales, las plantas y todo lo que habita en nuestros hogares.
La Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca ha publicado, hasta el momento, más de 180 títulos que abastecen a las bibliotecas en las diferentes comunidades en cualquiera que fuese la modalidad de funcionamiento: como Biblioteca Rural en Institución Educativa (BRIE), Biblioteca Familiar (Bibliotecas en Fa) o las ancestrales Bibliotecas Rurales Comunitarias. Todas son abastecidas con nuestras publicaciones.
A veces incluimos algunos otros títulos que podemos conseguir gracias al apoyo solidario de personas allegadas a la Red que continuamente nos donan material bibliográfico que tienen en casa o que publican ellos mismos y comparten con nosotros.
Es por eso que en esta oportunidad queremos agradecer las personas que nos ayudan con diferentes donaciones de libros. Esos libros acompañan a los Nuestros y siempre son recibidos con cariño y llevados a nuestras bibliotecas en el campo con mucha alegría.
Gracias a todos los donantes por tan importante y valioso aporte para seguir adelante en nuestros andares.
Rosa Rumay
Centro de Canje BBRR

Bibliotecas Rurales en el territorio

La segunda semana de octubre se realizaron mingas para preparar los diferentes espacios y recibir a los compañeros y compañeras en la asamblea.
En el marco de esas actividades me brindaron la tarea de dar nuevamente color a aquel mapa que alberga la posición de las bibliotecas en el territorio. Sus grandes dimensiones y altura hacían de esta una actividad que necesitaba valentía y poco vértigo. A medida que avanzaba el trabajo, el cual seguía con la idea firme de aprender a hacer de este mi meditación, no podía evitar ensoñar con cada chinche que refería a la ubicación de una
biblioteca. Imaginaba el paisaje que lo circundaba, los ríos, las montañas, los animales, las plantas, la cosecha, el ayllu.
Venía a mi mente también los desplazamientos, los viajes desde cada a punto hacía la asamblea, trayendo consigo la alegría, el conocimiento y el espíritu de cada partecita del territorio.
Cuando el trabajo estaba terminado y podía ver la magnitud de lo que abarca Bibliotecas Rurales sentía alegría de la existencia de este gran ayllu, un espacio de amor a lo propio.
Nathalie Estrada

Carta para Naty

Querida Naty,
vienes a mi memoria con tus manos delicadas y mágicas, pintando aquel
mapa de nuestro departamento, donde plasmaste, con colores vivaces y alegres, los lugares donde nuestras bibliotecas vienen estacionándose.
Es muy bonito saberte dibujar con tanto detalle las formas, bordes y altibajos de nuestra tierra. Ubicas con tanta vehemencia una Biblioteca Rural que, hasta me he permitido ver a la familia que sembrará más saberes en su comunidad. Pienso en los niños corriendo en el
campo, las mariposas volando día a día, el sol abrigando a todos sin distinción y a los libros alrededor del fogón, abrigaditos con el cariño de hogar que solo algunos saben dar.
Difuminas con tanta precisión los colores, que invitan a mi imaginación a disfrutar de las montañas sagradas, los valles y los ríos de nuestra hermosa sierra; me regocija pensar en los caminos y las andanzas de hombres y mujeres, alforja al hombro, llevando los libros a sus comunidades hermanas para intercambiar, conversar, saludarse, echarse de menos, como decía Alfredo.
Gracias por estar a nuestro lado, por permitirnos conocerte un poquito más a través de tu arte, creatividad y compromiso. Es lindo saberse acompañados con personitas especiales como vos.
Un abrazo muy grande, fraterno y agradecido.
Karin Rojas
Cajamarca, noviembre de 2023