marzo 25, 2023

Vida

Qué es la vida sino fuego 
de cenizas despreciadas 
y de brazas que empezaron 
en centellas olvidadas. 

Qué es la vida sino luz 
que brilla, crea y recrea 
y que a veces solo pasa 
sin que ninguno la vea. 

Qué es la vida sino brillo 
como pétalo de estrella 
que solo alumbra a la distancia
como la cosa más bella. 

Qué es la vida sino agua 
preñando la tierra entera 
haciendo brotar la hierba 
en donde nadie lo espera.

Qué es la vida sino amarte 
con la magia de este mundo 
con el sentir que has sembrado
en el surco más profundo. 

Alfredo Mires Ortiz 
“Resuellos” 

Lectura con sabor a café

Alfredo Mires vive en las montañas, en los recuerdos, en las Bibliotecas Rurales y en cada rinconcito donde haya un libro que nació de la tierra, de la gente, de la historia propia de cada comunidad donde Alfredo dejó un legado y amor a lo nuestro. Y aquí, en Jaén, junto a unos amigos que se contagiaron con el espíritu de promover la lectura, se hizo un espacio llamado “Lectura con Sabor a Café” con textos de Bibliotecas Rurales de Cajamarca. El nombre nace porque recordé que Alfredo amaba tomar café y, además; el café es producto bandera de Jaén. Entonces ambas ideas se fusionaron perfectamente, porque leer es como saborear un exquisito café.  Ahora, muchas escuelas tendrán la iniciativa de contar con un espacio parecido y que la lectura siga recorriendo como viento suave en la mente y corazón de cada niño, adolescente, joven, adulto, maestro, madre y padre. Solo leyendo podemos forjar raíces fuertes para que los ventarrones de la vida no nos arranquen de nuestros ideales.  
Saludos a todos los compañeros hermanos de Bibliotecas Rurales de Cajamarca, esperando verlos pronto. Abrazos de todos los brazos, como diría Alfredo Mires. 

El Romance en Suiza

 Hace unos días me llegó un correo de Monika Pfändler. Con Monika, de Suiza, nos conocimos en el año 1995 y desde ahí nos une una maravillosa amistad – como familia y con la Red de Bibliotecas Rurales. 
Monika me envió una carta por el fallecimiento de Alfredo. Comparto, desde mi corazón y con el permiso de Monika, algunas líneas de su carta y sus hermosas fotos, como homenaje a mi esposo Alfredo. Monika y su esposo Urs acompañaban solidariamente y en sus pensamientos y oraciones a Alfredo durante todo el tiempo de su enfermedad. Son esas amistades que añaden sol y luz a nuestras vidas en tiempos difíciles. 
Aquí el textito de Monika, desde Suiza: 
«El 16 de octubre 2022 fue uno de esos días dorados de otoño, cuando la naturaleza nos regala todo su esplendor de color: ya no el calor abrasador del verano ni tampoco el color azul frío del invierno, sino esos colores suaves y cálidos de la vida que envejece, que se despide lentamente. 
Unos días antes había recibido el libro de Alfredo Romance de la montaña y lo llevé a mi caminata a la montaña. Mientras leía, sentí su ñuqanchik (nosotros) en cada línea. Para mí, el Romance de la montaña es una oda a ustedes dos, a Alfredo y a ti, Rita, y a su camino. Ustedes han dejado huellas en esta vida.  
Cuando llegué a casa por la tarde, encontré la nota del fallecimiento de Alfredo en el buzón de mi correo electrónico. Eso me conmovió de una manera extraña y milagrosa.
Volví a subir a la montaña, con la cámara, a mi banquito favorito y a la fuente de agua que me gusta mucho, para tomar estas dos fotos que adjunto – como recuerdo, para ti, para ustedes.»

Gracias, querida Monika, por este bello regalo. Gracias por tu bonita amistad. Gracias, siempre. 
Rita Mocker. 

Capacitación en familia

Un 05 de febrero enrumbamos a la ciudad de Pacasmayo para un encuentro de capacitación del Programa Comunitario. Parece que nuestra tierrita, a quien le debemos la vida, nuestros Apus protectores y nuestros difuntos que están siempre atentos para guiarnos, se confabularon para premiarnos, −quizá alguito bueno andábamos haciendo por estos lares. 
Pacasmayo nos acogió en medio del calor de su tierra, con la brisa del mar y la amabilidad de su gente que nos hizo sentir como en casa; ahí recibimos la capacitación de grandes amigos: Miguel Rojas en temas administrativos, Geraldine García e Ivonne De La Vega en terapia física y Wálter Pachas animándonos con el tema de manejo de emociones.  
Nuestro agradecimiento a Amanda y Esther Díaz Chávez, por todas sus valiosas coordinaciones y contactos. Cómo diría una amiga nuestra: necesitamos más personas así en nuestras vidas. 
Nuestra gratitud siempre a quienes hacen posible estos encuentros, que no solo nos permiten capacitarnos y mejorar el acompañamiento a nuestros queridos Juanitos, sino que además se convierten en oportunidades para compartir, discutir, concertar, recordar, llorar y también reír. Y para siempre seguir fortaleciéndonos como familia y reafirmar nuestro compromiso. 

Leer con el corazón

En una época tan desligada de la lectura como la que estamos viviendo, en la que las pantallas han absorbido el tiempo, la existencia y los medios de entretenimiento, y en la que, además, los parámetros educativos oficiales argumentan que “el uso de la tecnología es el medio que permite el verdadero desarrollo de las capacidades de los estudiantes” – especialmente de los más pequeños – resulta verdaderamente no ya una luz, sino una fogata de esperanza encontrar alguien menor de 45 años que, por voluntad propia, lea fuera de los parámetros que la escuela o el mundo académico le exige, –que, por cierto, no contemplan tantos textos como uno esperaría– convirtiendo así el acto de leer en algo no solo escaso, sino también, extraño en la sociedad actual. 
En este contexto, resulta particularmente grata y edificante la actitud de Paula Mikaela y Rafaella Ariadna Seclén Gamarra, dos hermanas de 10 y de 9 años, amigas de la Red quienes luego de una visita que sus padres y su abuela –José Seclén, Milagros Gamarra y Maruja Mires, familiares y amigos nuestros– hicieran el pasado septiembre a nuestra casa, quedaron encandiladas con nuestros fascículos de cuentos, que han convertido en uno de sus estandartes de lectura. 
Definitivamente, actos como estos nos inspiran no solo a seguir con nuestra labor –sobre todo en los tiempos que corren– sino que, además, son una muestra clara y contundente de que los lectores de corazón, los trotamundos de páginas, los soñadores de la tinta y los imaginadores del papel –es decir, los lectores genuinos– nunca morirán.
Rumi Mires 

Hasta parece nuevo

Una fuerte granizada en la ciudad de Cajamarca arrasó con las calaminas del patio de nuestra casa. En un principio pensamos dejarlo así hasta que termine la época de lluvias; también por temas de presupuesto.
Pero un buen día pasó por aquí nuestro gran amigo José Huamán, lector de la comunidad de Alto Perú de Bambamarca. Él, preocupado por la situación, empezó a tomar medidas, sacar cuentas, buscar materiales económicos (pero buenos), a cuadrar y curar la madera que se estaba dañando; y así, con dedicación, cariño y comprometiendo a su hermano e hijo, dejó nuestro techo como nuevo. 
Gracias don José por arreglar la casita, por animarnos.

Gracias

Hace tres años regresé a vivir en la casa comunal de Bibliotecas Rurales, haciendo un voluntariado como parte del Proyecto Enciclopedia Campesina y a la vez terminando mis últimos ciclos de estudio en la Universidad. Este tiempo estuvo lleno de compartires, emociones y vivencias. 
Siempre he considerado a Bibliotecas Rurales como una familia, por la acogida extraordinaria que la caracteriza y por lo que significa para muchos de nosotros como lectores campesinos. 
He aprendido mucho durante mi tiempo aquí, involucrándome con las actividades. No solo cumpliendo con los deberes del PEC (Proyecto Enciclopedia Campesina) y del ATOC (Archivo de la Tradición Oral Cajamarquina), o en el cuidado de la casa; en las mingas también, en el Centro de Canje, en la preparación de materiales y cuando se acercaban las asambleas. Sigo en este camino de aprendizaje del trabajo en comunidad, de valorar y de respetar nuestros saberes andinos. 
Demostrando mi dedicación y compromiso, a pesar de mis horarios en los momentos más fuertes de mis estudios, he estado siempre pendiente para apoyar con las actividades de la Red.
Siempre he dicho que la vida está llena de experiencias y, esta es una de mis mejores experiencias para mi desarrollo como persona y en mi vida profesional. Fue un honor acompañar al Maestro Alfredo en este quehacer, como él decía: “es una forma viva de aprender”. El hecho de compartir y de reconocer el trabajo honorable que realizan los bibliotecarios, de no permitir que se pierda la memoria de nuestros abuelos y que se tenga siempre presente el sentido de comunidad. 
Ahora estoy en una nueva etapa de mi profesión. Terminé mis estudios en la universidad y ahora me enfrento a nuevos desafíos profesionales y retos personales. Aunque ya no viva en la casa comunal me he comprometido en colaborar con la Red los días que me sea posible y mi ayuda sea necesitada. 
Mi gratitud infinita por la acogida y la disposición de siempre.  
Gracias, familia de Bibliotecas Rurales. 
Zelma Valeria

Voluntariado

Ser voluntario en Bibliotecas Rurales significa comprometerse con la propuesta, identificarse con la causa, tomar iniciativa, hacer el trabajo con ganas, con cariño y, fundamentalmente, estar siempre dispuesto a poner el hombro cuando más nos necesitan y en lo que nos necesiten. Eso lo fuimos aprendiendo en el día a día en familia y con la guía del compañero Alfredo Mires. 
Hace unos días lanzamos una convocatoria de voluntariado y, como dice el refrán: “El que siembra, cosecha”. Nos emocionamos con la acogida, llegaron jóvenes dispuestos a aprender y a compartir lo que saben. También llegaron antiguos voluntarios dispuestos a reincorporarse. 
Hoy muchos de ellos se encuentran, fiel a nuestro estilo, de manera silenciosa, como hormiguitas y con el mejor ánimo, poniendo el hombro para continuar con esta grandiosa propuesta; siempre en bien de nuestras comunidades lectoras. 
Gracias, familia.