septiembre 03, 2023

La ensoñación del Ñaupa

 Sólo el café cargado
tendrá derecho
a amargar un poco.

Alfredo Mires Ortiz
“La ensoñación del Ñaupa”





Sabiduría comunitaria III

A propósito de no discutir, nosotros estamos convencidos de que, incluso si el televisor es más grande que la biblioteca, hay mucho por hacer. Y, si no queremos discutir, debemos, por lo menos, intentar convencer. Por ejemplo, los niños no son responsables si sus padres prefieren un televisor a un buen libro, pero la escuela puede, si se lo propone, convencerlos de leer, de divertirse con un cuento fantástico, disfrutar una poesía amena, entender la historia y conocer la cultura de diferentes países. La escuela, tiene la posibilidad y la oportunidad.
Desde la Red de Bibliotecas Rurales también hacemos nuestros mejores esfuerzos para que los niños, jóvenes y adultos de las comunidades, encuentren en nuestros libros aquello que complementa lo que van aprendiendo con sus familias. Así, aunque tengan televisor grande o pequeño, siempre podrán discutir, discernir y definir su postura crítica, cuando haga falta.
“Yo leo, tú lees, todos crecemos”
Alfredo Mires Ortiz

Con los niños de Sócota

Después de casi cinco años, en agosto de este año volvimos a encontrarnos con las familias del Programa Comunitario para el acompañamiento de niños con capacidades proyectables en Sócota, Cutervo.
En esta zona hay cuatro coordinadores campesinos que realizan una excelente labor: Ángela Burga Muñoz, Nadia Barboza Fernández, Abel Vásquez Saucedo y Jorge Guevara Ramírez.
Durante estos días de visita nos encontramos con niños y familias nuevas en el Programa Comunitario. Hemos podido conversar sobre nuestra forma de trabajo, la distribución de las responsabilidades, los valores de reciprocidad y el amparo que marcan el quehacer del programa, la comunidad como punto de partida y llegada, la importancia y el rol del voluntariado en Bibliotecas y nuestra estrecha relación con la Madre Tierra.
Hemos visitado a algunos niños en sus casas, a otros los hemos encontrado en diferentes reuniones; nos han enseñado sus huertos familiares y los animales menores que crían, logramos entregar materiales de terapia y medicina natural a quienes lo necesitan, enseñamos nuevas técnicas y ejercicios y, al final, tuvimos un lindo encuentro con niños y padres de familia en la campiña de Culla.
Nos despedimos con mejor ánimo, con mucha inspiración para seguir trabajando juntos y con el alma y los corazones contentos.
Gracias a todas las lindas personas que hicieron que estos días fueran una experiencia inolvidable.

Leyendo somos más juntos

La comida, la música, los andares, la familia y los amigos siempre alegran el corazón; estos sucesos tan hermosos hacen que todo tenga sentido y que los caminos se sigan haciendo.
Hoy, esta alegría nos llega desde las faldas del apu Qayaqpuma, a través de nuestros amigos de la Asociación Cultural Apu y la casita “Caminos del Corazón”, quienes se sumaron a los andares de la Red de Bibliotecas Rurales con la inauguración de la Biblioteca Rural “Alfredo Mires Ortiz” en la comunidad de Shaullo Chico, Baños del Inca, Cajamarca.
Ellos, en agradecimiento a las enseñanzas de nuestro querido Alfredo, decidieron darle su resuello a esta biblioteca; ahora nuestros libros tienen un nuevo lugarcito tan cierto y cálido como el fogón de nuestros mayorcitos; desde aquí, la comunidad comienza a tener nueva voz.
La inauguración se volvió celebración: no faltó musiquita, ni la danza de los niños, y la joijona fue muy abundante. Así fuimos llenando el ánimo y los corazones de todos los presentes.
Un proverbio africano dice: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.
Alfredo Mires decía: “Leyendo somos más juntos.”
Confiando, sabemos que esta nueva biblioteca rural tiene muchos andares por delante.
Mauricio Pérez

Experiencia en Cajamarca

Comparto estas breves líneas acerca de lo que resultó una maravillosa experiencia para mis pequeñas hijas Mikaela de 10 y Rafaella de 9 años.
Cajamarca es un destino recurrente en nuestra familia y, desde nuestro acercamiento con los Mires Mocker, hay un mejor motivo para estar ahí.
Fue así que el mes pasado, aprovechando las vacaciones, decidimos con mi esposa que las mujeres de mi hogar merecían disfrutar un tiempo a solas en Cajamarca, extrañándome un poco.
¡Gracias, tía Rita! Gracias por haberles permitido no solo deleitarse con esta vasta colección de historias impregnadas en papel, sino, explorar a través de sus sentidos, todo lo que en ese momento las rodeaba. Lo experimentado y aprendido en “Bibliotecas” (pronunciando esa palabra con innegable melancolía, porque sus rincones y renglones tienen, como no, la presencia del querido tío Alfredo) fue sin duda algo que recordarán por mucho tiempo.
A continuación, sus palabras.
José S.

El mes pasado tuve la oportunidad de compartir un tiempo con la familia de mi tío Alfredo. Visitamos la sede principal de Bibliotecas Rurales de Cajamarca, ahora mi lugar favorito.
Está lleno de libros desde el piso hasta el techo y eso…me encanta.
Me divertí y disfruté mucho. Ayudé a organizar algunos de los muchísimos libros que ahí hallé, los sellaba, forraba, entre otras tantas cosas que se pueden hacer en este mágico lugar.
Mi hermana y yo pudimos conocer un poco más de la historia de Bibliotecas, los cuentos antiguos, las leyendas y hasta poder leer algunos de sus libros, claro. También conocer algunos personajes como el Ñaupa; me asombró la cantidad de historia e historias que se tiene.
Fue una experiencia inolvidable.
Gracias, tía Rita, por ese regalo, el habernos llevado ahí.
Gracias Bibliotecas Rurales de Cajamarca.
Mikaela S.

Hace unas semanas tuve la oportunidad de conocer lo más preciado de la familia Mires Mocker, “la Biblioteca”.
Cuando me dijeron: nos ayudarás a sellar, etiquetar y organizar, yo me sentí muy emocionada en ese momento, alegre también.
Me encantaron las historias, culturas, como los Ñaupas.
Todo esto fue gracias a mi querida tía Rita y a Rosita; claro, a mi mamá también por habernos llevado a Cajamarca.
Gracias.
Rafaella S.

De boletero a payaso

Salir al campo para visitar nuestras bibliotecas o los niños del Programa Comunitario siempre es una gran alegría. Pero también requiere de mucha preparación y trabajo.
Preparar la mochila de viaje con todos los detalles (bloqueador, repelente y botiquín de primeros auxilios incluidos), alistar los libros para el canje y los materiales de terapia para los niños, planificar y proyectar las actividades según el cronograma, elaborar los contenidos de los talleres y reuniones con diversos entes de la comunidad, no olvidarse de la comidita para el camino ni de las botas para las caminatas en la lluvia, manejar, llegar, acomodarse y ya estar pensando en la primera actividad – todo eso requiere de mucha atención y logística, . Luego hay que estar atento a la rendición de cuentas, a los refrigerios (¡saludables!) durante los eventos, las atenciones a las personas que tienen alguna pregunta o consulta y, claro está: las evidencias!
Alfredo siempre dijo que es complicado cuando toda la responsabilidad de un evento cae en una sola persona. “Es como hacer de boletero a payaso en tu propio circo”, decía. 
Algunas veces tenemos la suerte de contar con un amigo que nos acompaña y se ofrece a tomar las fotos. Pero mi último viaje a Sócota, Cutervo, fue de lujo, porque me acompañó Jorge Camacho, voluntario de la Red y fotógrafo profesional.
Gracias, Jorge, por tu agradable compañía, por ayudarme a manejar y por las hermosas fotos. Y gracias, Alfredo, por enviarnos estos ángeles voluntarios a Bibliotecas.
Rita Mocker


Nuestros libros

Celebramos la llegada de un nuevo libro, porque es un nuevo hijo en la familia, una nueva esperanza, una nueva luz en nuestro caminar, un gran compañero, aquel que seguirá reafirmándonos en nuestra cultura, el que contará a nuestros nietos lo que fuimos, somos y seguiremos siendo; y no se imaginan cómo cuesta que estos muchachos salgan buenitos y lindos.
Creemos que nuestros libros deben salir impecables y nos gusta ser exigentes, somos muy cuidadosos con el procesamiento de la información, con el diseño y la diagramación; sin embargo, a pesar de los esfuerzos de un trabajo en equipo y de aplicar lo aprendido del mejor maestro, nuestro compañero Alfredo Mires, vemos que aún nos falta mucho por aprender −ojalá y estuviera nuestro “jefe” − decimos.
Si por ahí encuentran alguna falla: ¡avísennos, por favor! Les aseguramos que revisamos los borradores una y otra vez, en equipo. Si aparece una letra demás, si se movió un margen, si hay un problema de simetría…nada es intencional.
Acojan a nuestros libros como lo más preciado de esta familia, fruto del aporte de muchos compañeros del campo y de la ciudad y que traen el mensaje de quienes nos antecedieron para luchar por un mundo cada vez más justo.

Animarnos a leer

En nuestras reuniones y visitas al campo, hace ya varios años, escuchamos expresiones como “la lectura ya no es como antes”, “los jóvenes ya no quieren leer, solo están en el celular”. Eso me pone triste, pensativa, atenta.
Creo que la televisión, el WhatsApp y el celular no están en competencia con el libro; simplemente son otros medios de comunicación, distintos. Y que, salvo raras excepciones, nadie lee un libro en su celular.
Eso nos da la opción de mirar la situación desde otro ángulo y de revalorar el libro como herramienta y acompañante firme en nuestras andanzas.
En el mes de agosto me invitaron a un colegio en Sucse, Sócota, Cutervo. Ahí tenemos una Biblioteca Rural en Institución Educativa, abierta recién a inicios de año. El responsable es Abel Vásquez Saucedo, coordinador diestro y comprometido desde hace tiempo y con una larga trayectoria como animador de la lectura en la Red.
Empezamos la jornada con algunos juegos y dinámicas para “romper el hielo”, conocer a los estudiantes y sondear su interés por los libros. Y nos quedamos sorprendidos con el espíritu de estos estudiantes: ninguno se quedó de lado, todos querían participar, todos prestaron atención y colaboraron con muchas ganas.
Después, Abel dirigió un círculo de lectura con estudiantes y profesores, usando el libro La carta del jefe indio Seattle. Nuevamente nos quedamos contentos con la participación activa y el esmero de todos. Fue una jornada muy grata, y ratifico: si animamos con entusiasmo y preparación a leer, contagiamos la pasión por los libros. Eso es lo que intentamos en Bibliotecas.
Rita Mocker