agosto 28, 2015

Andares en Yunchaco‏: Quilucat

(Apuntes de Alfredo Mires; visita a la zona de Yunchaco, provincia de Cutervo. Agosto 2015)
Yunchaco se encuentra entre lo que los lingüistas llaman “el área toponímica cat”, por la antigua lengua que allí se hablaba.
A varias horas aún de viaje se encuentra Quilucat, y allá fuimos, para hacer nuestra ofrenda en el ancestral santuario que los abuelos cubrieron con prodigiosas pinturas rupestres.
No fue fácil llegar: los empinados caminos han sido arrasados por las firmes lluvias de la última temporada.
Don Miguel Ramos –quien estaba yendo por la zona con su alforja llena de semillas–, se animó a guiarnos. Pero el camino hacia el santuario casi tiene que ser inventado al filo de esos barrancos: unos kilómetros en picada abajo se divisa el río Silaco.
Los Guardianes de Piedra avisan que nos estamos acercando. Y allí está el templo que hace miles de años los ñaupas poblaron de colores y mensajes.
En frente, a la distancia y al otro lado del río, se alza Potrerillo, otro santuario emplazado en esa media luna de roca donde ya anduve hace algunos años: es como si los templos se miraran, reverenciando al agua que mana de las montañas y al encuentro del río Marañón con el Silaco.
El sufijo Cat significa agua. Con Quilu debe significar “donde se reúne el agua”.
Don Gilberto Ramos, quien con su extraordinaria generosidad y su familia nos esperan al regreso para compartir su almuerzo, me dice: “Aquí han venido a conocer incluso algunos estudiosos, pero nunca más hemos sabido de ellos”.
Toda esta zona está llena de portentos que nos heredaron los abuelos; volviendo a La Ramada pasé por las formidables colcas (antiguos almacenes de alimentos) en la comunidad de Las Iglesias… pero esto no forma parte de la historia que se imparte en las escuelas ni ocupa un lugar en las monsergas desarrollistas de los estados.
Aquí, los que más recuerdan son los más olvidados.

agosto 27, 2015

Andares en Yunchaco‏: Vila

(Apuntes de Alfredo Mires; visita a la zona de Yunchaco, provincia de Cutervo. Agosto 2015)
"Llamar a las mujeres el sexo débil es una calumnia", decía el Mahatma Gandhi.
Vila Tarrillo –esposa de César Eladio, Coordinador bibliotecario de La Ramada– puede reírse de esa calumnia, como se pueden reír todos los que conocen su fuerza trabajadora, su inspirador respeto y su luminosa sonrisa.
No hay madrugada que no toquen a su puerta en busca de yucas, de maíz, de consejos o de libros. Ella anima animando. Y ya sale a la chacra, recomienda a su hijo, alista la comida, y carga los bultos, sube la cuesta cargada de alforjas y saludos de los vecinos…
Viéndola, uno se convence que siempre serán pocos los esfuerzos que hagamos, para seguir andando.
Con razón Gabriel García Márquez escribió aquella belleza que dice: “En todo momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres y en las cuales se orientan mejor con menos luces”.

Andares en Yunchaco‏: Círculo de lectura

(Apuntes de Alfredo Mires; visita a la zona de Yunchaco, provincia de Cutervo. Agosto 2015)
En La Ramada tuvimos una larga reunión con niños, jóvenes y mayorcitos de la comunidad. Preocupa mucho que los muchachos crezcan aparentemente más avispados, pero en el fondo más proclives de ser engañados. “Tenemos que recordar más; tenemos que conversar más; tenemos que estudiar más”, me dijo un ancianito al despedirse.
En Yunchaco va a la escuela Maicol, el hijo menor de César Eladio –Coordinador bibliotecario de la zona– y su esposa Vila. César es bibliotecario desde hace doce años; Maicol tiene diez, así que desde que nació ha estado en medio de los libros y las lecturas en el campo. Hoy, él es quien anima a sus compañeritos a que lean.
Luego de la larga marcha, no había terminado de descargar la mochila cuando asomó corriendo un niño: “¿Usted es el que va a leer con nosotros?”, me preguntó, con su cara de asombro y la agitación por haber venido corriendo; “Sí”, alcancé a responderle. Y a los quince minutos la pequeña casita se llenó con una veintena de niños.
¡Si con esas ganas leyeran en las escuelas y las ciudades –me decía–, donde hay más oportunidades!

¡Cosmovivencia!

En mayo del 2008 publicamos “Cosmovivencia - La concepción del mundo desde la tradición oral cajamarquina”, libro trabajado por nuestro compañero Alfredo Mires Ortiz, con testimonios y relatos recogidos y publicados desde nuestro Proyecto Enciclopedia Campesina.
En la introducción al libro, Alfredo señala:
Éste bien podría ser un libro de filosofía, de filosofía nuestra, donde los más caros principios que orientan el conocimiento del mundo y el sentido de la humanidad, son narrados y vividos, desde hace tantísimos años, en nuestro propio contexto y ambiente.
Esto sólo puede ser comprendido liberándose de cualquier atadura antropocéntrica, racista, alterofóbica o servil. No hay culturas de segunda categoría; no hay culturas superiores o inferiores a la nuestra.
Nuestro amigo Eduardo Galeano, quien leyó la impresión de prueba de “Cosmovivencia”, escribió:
Este libro tiene muchas piernas.
Esas piernas tienen muchos caminos.
Esos caminos tienen mucha memoria.
Esa memoria tiene muchas vidas
y esas vidas andan, recuerdan y dicen
por los caminos de este libro
que he tenido la dicha de leer.
Para hoy, agotada la primera edición, decidimos publicar la segunda y ayer recibimos de la imprenta los primeros ejemplares. ¡Una fiesta, ver este crío remozado!

agosto 26, 2015

Andares en Yunchaco‏: Doña Lastenia


(Apuntes de Alfredo Mires; visita a la zona de Yunchaco, provincia de Cutervo. Agosto 2015)
En la comunidad de Yunchaco los vivientes recuerdan a doña Lastenia. Dicen que era una ancianita muy ancianita que vivía sola y que, apenas llegaba algún camión o cualquier vehículo, se subía y acomodaba cargando apenas con una bolsita. Y se iba sin rumbo, a donde el camión se fuera.
Y volvía igual, de tanto en tanto, en lo que hubiera.
Cuando la veían embarcándose, algunos vecinos le preguntaban: “¿A dónde se va, doña Lastenia?”. Y ella, volteando el rostro –entre coqueta y enfadada–, contestaba: “¡Me voy a Jaén: aquí no hay hombres!”.
Ese carácter errante, ese ir y venir sin descanso, esa inquietante movilidad para estar en todas partes, han quedado impregnados en la memoria de los yunchaquinos.
César Eladio, Coordinador de Bibliotecas Rurales, tampoco se anda quieto y ya lo ven de aquí para allá, emocionado, llevando sus libros a cuestas…
No faltan vecinos que lo saludan diciendo: “¿Cómo está, doña Lastenia?”.

Andares en Yunchaco‏: Caminos

Hemos pedido a nuestro compañero Alfredo Mires –miembro fundador y coordinador de la Red– que nos comparta los apuntes de su reciente viaje al nor oriente de Cajamarca. Aquí, algunas de sus anotaciones:
En la marcha por comunidades de San Miguel, mis zapatos colapsaron. Y ya no aguantan más remiendos. Al regresar, ni siquiera alcanzo a desarmar la mochila porque ya me toca salir otra vez, hacia comunidades del nor oriente.
Son prácticamente dos días de viaje hasta allá, saliendo de noche y de madrugada, sumando tramos de bus, combi, camión y caminata.
Desde hace ya tiempo, César Eladio Burga –Coordinador de Bibliotecas Rurales en el distrito de La Ramada, Cutervo–, viene viendo la posibilidad de crear bibliotecas en la zona de Yunchaco, más lejos aún, donde tiene una chacrita…
Y allá vamos, para ir conversando.
En San Juan, de madrugada, nos espera Aníbal Delgado, quien con Jorge Carrasco coordinan las bibliotecas de esa zona. La familia de Jorge nos comparte su generoso desayuno, como para aguantar las varias horas que nos toca de caminata subiendo hasta Yunchaco, con el peso de los libros y las provisiones –incluyendo un par de gallinas– a cuestas.
Pero es como si el propio camino animara la marcha, entre esos montes donde los árboles de sanlorenzo desafían a los vibrantes verdes con el incendio de sus flores púrpura. Y al fondo, de tanto en tanto, el gran río Marañón –“la serpiente de oro” de la que hablaba el escritor Ciro Alegría–, acercándose al abrazo con el río Amazonas.
Son de no creer estos caminos abiertos al filo de los abismos.
Algunos dirán: “¿Para qué bibliotecas por estos lares?”, cuando debería decirse: “¿Por qué estos lares sin bibliotecas?”
PD: Al retorno, nos tocó hacer un tramo en una antigua y desvencijada camioneta, cargada con enormes sacos de café, maíz y otros bultos que formaban una colina bamboleante. Encima, nosotros. Las llantas sin huella apenas alcanzan en los angostos y desafiantes caminos.

agosto 25, 2015

Rescatando en Masintranca‏

Queridos compañeros,
Quería contarles que en nuestras comunidades ya estamos organizándonos mejor para avanzar con el rescate de nuestros cuentos y testimonios.
En Masintranca y Alto Masintranca, con la profesora Maribel Vásquez, los niños de las escuelas y la participación voluntaria de otros docentes, hay mucho ánimo para reunirnos y aprender más de nuestras costumbres y conocimientos.
Y en la comunidad de Huayrasitana se está organizando un grupo de mayorcitos (ancianos) que quieren contarnos de sus saberes.
Ojalá que en otras comunidades, de las otras provincias, también se animen a avanzar más con nuestro Proyecto Enciclopedia Campesina de las Bibliotecas Rurales.
Les hago llegar mis saludos y el de toda nuestra familia.
Sergio Díaz

agosto 22, 2015

Como un caleidoscopio

En estos días he vuelto a leer “El hombre que curaba”, uno de los últimos libros de Alfredo Mires –de la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca–, que es como un espejo del autor.
Tiene tantas facetas, tantos colores y tantas formas, como un caleidoscopio. Diferentes personajes nacen de cada página y nos hacen partícipes de la multitud étnica y generacional del Perú.
Los protagonistas de los 18 cuentos se nos acercan como si fueran nuestros vecinos, como gente que conocemos desde hace años. Cada uno nos habla de sus alegrías y pesares, en su lenguaje particular, y escuchándolos nos damos cuenta que nuestro castellano es mucho más que una herencia española: es nuestro idioma, domado por los ancestros.
Los personajes comparten con el lector un pedazo de su vida y leyendo nos encontramos con individuos muy especiales, marcados por su historia personal y sus anécdotas. Todos ellos también son reflejo de los sufrimientos y goces de nuestro pueblo. Vivencias históricas y episodios culinarios –muy propios y típicos de los peruanos– completan y acrecientan sus páginas e inspiran un cariño especial para los actores que habitan este libro.
Y a veces, sin darnos cuenta, nos acecha y sorprende este humor profundo, fino y selecto de Alfredo. Realmente es un deleite leerlo. Anímense, lo recomiendo.
Un lector

agosto 15, 2015

Aprender caminando

Aprovechando un lapso libre de los chicos en el colegio y la universidad, decidimos viajar a las comunidades –hacia el nor oeste de Cajamarca– para acompañar la animación a la lectura y el recojo de las tradiciones orales.
Ha sido una oportunidad extraordinaria de aprender con la naturaleza. Como familia y voluntarios a la vez de la Red, nos habíamos propuesto hacer la mayor parte de este viaje caminando, en la provincia cajamarquina de San Miguel, Cajamarca, atravesando los andes.
Desde hace años, Alfredo nos había contado sobre la belleza extraordinaria de esta zona donde se alza la cordillera y todos la queríamos conocer. La idea era, también, hacer nuestra ofrenda en el Apu Inganchaca, este mítico puente inca –en el distrito de Niepos– cuyos restos sobresalen unos quince metros desde la roca sobre un abismo de más de un kilómetro.
En el primer tramo nos tocaron combis recontra repletas, hospedajes llenos y viejos buses que parecían salidos de una guerra; la falta de agua, el sol abrasante, la basura desperdigada, los caminos imposibles...
Pero lo que queda en nuestro recuerdo es el otro lado de lo vivido: el paisaje fantástico, montañas tras montañas en sus tonos azules y celestes; el aguante de Mara y Rumi en marchas interminables con pesadas mochilas y ampollas en los pies; el enorme cariño de la gente con la que nos encontramos… Don Joel que nos proporcionó su propia habitación para hospedarnos en Agua Blanca; el caminar por los bosques nativos en los que apenas se filtra la luz del sol; el generoso almuerzo en Miravalles que nos invitó don Gilmer y su familia, a quienes recién conocíamos; los increíbles ocasos que nos hacían llorar con tanta majestuosidad; doña María que conocimos en el camino y nos acompañó toda una tarde ayudándonos cuanto podía; la amabilidad y el cariño con que nos recibió don Alcides en su casa; el agua pura en las nacientes del río Zaña corriendo sobre las rocas; la sabiduría y el respeto de la gente del campo; los bosques de bambú, los árboles de café y, obviamente, el majestuoso Apu Inganchaca…
No hay palabras para tanta bondad y tanta belleza. Y jamás alcanzarán las palabras para agradecer por esta experiencia, por estos días juntos y por este tremendo aprendizaje.
Rita Mocker

agosto 12, 2015

En Yopal

Del 29 al 31 de julio, se llevó a cabo en Yopal - Casanare, Colombia, el XXV Encuentro Nacional de bibliotecas de las Cajas de compensación familiar, “Bibliotecas para el Post Conflicto”.
Nuestro compañero Alfredo Mires fue invitado para dar un taller sobre cómo convertir las manifestaciones artísticas y culturales en medios para alcanzar la paz, así como una conferencia sobre bibliotecas y su rol para la construcción de la paz.
Aquí unos breves extractos de su conferencia “Echóse a andar…”:
“Los anhelos a trabajar no pueden reducirse a un problema de procedimientos ni administraciones, sabiendo incluso que hay estructuras de poder supraestatales cuya propia naturaleza es extraña a la urgencia colectiva. Necesitamos los medios que apunten a las raíces, que tramonten la inmediatez de las coyunturas y que no maquillen las abismales arrugas de los que sufren.
¿Cómo cultivamos entonces las semillas adecuadas para resolver dilemas cruciales de carácter humano, más aún en el curso de una modernización que disuelve los vínculos profundos y los suple con lazos contractuales?, ¿dónde podemos almacigar los brotes solidarios, la simiente dignificante?, ¿cómo fumigamos definitivamente las lacras del racismo, la larvas del autodesprecio, las plagas de la arrogancia?
No son metáforas porque, de muchos modos, se trata de trabajar la tierra y de no disminuir el horizonte de las cosechas. Y aquí no es asunto del lugar en el que nos ubicamos temporalmente, sino de cuán coherente y consecuente es nuestra posición como personas y sociedades…
Con semejantes rudimentos, la construcción de la paz –cuyo sentido primario significa ensamblar– apunta a un trasplante de arquitectura esencial. La historia común latinoamericana enseña que no pueden relativizarse los martirios padecidos. Y que la potencia aniquiladora no es la llamada a dirimir las pólemicas.
Enseña también que nuestra generación no puede refugiarse en “el estremecedor silencio de los bondadosos” del que hablaba Martin Luther King. Porque esta realidad no es una circunstancia pasajera, no es un intervalo peregrino: es un desafío que demanda reedificar los cimientos…
Biblioteca es sinónimo de dinámica, no de mecánica. Biblioteca es sinónimo de movimiento, no de estacionamiento. Pero quizá, más que tratarse de la forma, se trata del fondo, porque una biblioteca bien puede ser un artilugio de la maquinaria colonizadora si el conocimiento que distribuye es puramente tributario del emplazamiento hegemónico, es decir, el dispensario adoctrinador de la ajenidad y la desmemoria…
Por eso es apremiante que la lectura no se reduzca al ámbito de los textos sino que pueda partir y ser devuelta a los contextos. Los campos de cultivo son más que piza-rrones que nos dicen cómo va la economía; el paisaje es la franca cátedra del clima; los rostros también nos dicen de cuán infaustas son las aflicciones o de cuán encumbradas son las convicciones; la calle nos educa con el descaro de su didáctica…”